LA SORDERA MENTAL, Y LA CEGUERA ACTITUDINAL
En el día de ayer, el Gobierno de Santa Cruz, a través de la Secretaría de Estado de Medios e Información Pública, invitó a los periodistas de la zona sur a participar de una conferencia de prensa con los funcionarios del Ministerio de Salud.
El sistema dispuesto para la conferencia vía zoom se basó en entregar las preguntas de los periodistas. Esto resultó en una eterna y lenta sesión, donde pudimos observar el arte de hablar sin hacer pausas, y la creación de relatos mágicos, medidos como respuestas, que nada tenían que ver con la preguntas de los profesionales.
Debemos recordar que una conferencia de prensa es interactiva; es una oportunidad para hacer preguntas, y lo más relevante, para obtener respuestas. Era ésta la oportunidad para que la gente conozca como el estado está trabajando para sostener el sistema del cual formamos parte.
Decir que los periodistas desconocemos el trabajo que se viene haciendo es menospreciar nuestra labor, e incluso la de los trabajadores de prensa del Gobierno que denodadamente informan todos los días los números oficiales. Se nos cuenta que hay centros de aislamiento, pero no se dice a donde, ni cuantas personas se encuentran aisladas.
Acusar a los periodistas que no reconocemos el valor del trabajo que realiza el personal sanitario es de un cinismo inconmensurable, no somos nosotros los que no hemos pagado el bono provincial en dos meses, no somos nosotros los que no estamos codo a codo con el personal. Pedimos explicaciones de por qué no se testea más.
Los números asustan. Si tomamos en cuenta que la Organización Mundial de la Salud prevé que la capacidad de monitorear el avance de esta pandemia depende, en gran parte, de la cantidad de test que se realicen. Y para saber si en cada país se realiza el número de pruebas adecuado, hay que mirar la “tasa de positividad”. Estamos complicados.
Se trata del porcentaje de test que resulta positivo: por ejemplo, si se realizan 100 test en un país y 50 confirman covid-19, la “tasa de positividad” será del 50%. Según la Organización Mundial de la Salud, mientras más bajo sea ese índice, será una señal de que se realiza una cantidad adecuada de testeos. Esta proporción debe situarse entre un 3% y un 12% para que la cantidad de pruebas realizadas sea considerada adecuada”.
En el caso de Argentina, la “tasa de positividad” es 47,8%, lo que refleja que habría que aumentar la cantidad de testeos. Y, posiblemente repensar estrategias que involucren la búsqueda de los casos asintomáticos. Para evitar que sigan contagiando, y así SI, detener la curva de contagios, que según expusieron los funcionarios, “es alta, respecto a la media nacional”.
En este caso, uno de los referentes de Salud señaló que “el problema no es la cantidad de testeos, sino el tiempo que se toman los laboratorios privados en cargar los datos”. No ha lugar.
Se repitió una y otra vez que se hacen los testeos que corresponden, que se abona como corresponde, y que se trabaja como corresponde. Sin repreguntas. Datos sueltos, largos, incomprensibles. Mediciones que un día se corresponden con la Organización Mundial, y al otro con la vara del dueño.
Y la verdad que a esta altura los funcionarios del Ministerio de Salud deberían dejar de tapar el sol con la mano, porque aunque no lo veamos el sol siempre está.
En otros términos podríamos decir que aunque no se testee más, el virus siempre está, y la gente se sigue muriendo.
Si se quiere detener y contener, se debe testear más, así funcionó en la mayoría de los países del mundo que lograron contener de forma efectiva.
Señores, esto hace que la gente, los ciudadanos de a pie, se cansen. Se hastíen de recibir órdenes, culpas, justificaciones y, como en el caso de hoy, relatos de ficción.
Que lavarse las manos no sea lo único que nos salve.