Luis Ferrarassi nació en Córdoba capital en el año 1985. Si bien por su edad, entraría en la franja de los jóvenes adultos “millenials”, dice que no se identifica con ellos: “Soy un generación x atrasado.” Trabaja en la policía de la provincia hace diez años. Una profesión que no relaciona para nada con su oficio de escribir y que “tampoco interfiere” explica.
Su familia está compuesta por su esposa y una hija de ocho años. Cuando le preguntamos dónde comenzó su interés por los libros, dice que no recordarlo con claridad. Pero sí tiene muy presente la imagen de su mamá leyendo novelas de Danielle Steel y recomendárselas cuando era adolescente.
Reconoce que su pasión por los libros empezó cuando leyó la novela ‘Rabia’, de Stephen King. Lo cual, “no solo marcó un comienzo en mi vida lectora, sino, también, un encantamiento por ese escritor.” Casi como un juego, comenzó a escribir a los ocho o nueve años. “Eran cuentitos cortos infantiles cuyos títulos eran impuestos por mis hermanos y yo debía escribir sobre eso. Luego, ya seguí por mi cuenta.” según recuerda.
“El primer relato largo y escrito con la intención de que otros lo leyeran, fue una historia llamada ‘Amenaza escolar’, que es prácticamente un plagio del de King. Pero eso no era lo importante, sino que, había encontrado una pasión en escribir. Igual, siendo adolescente, con un amigo, nos gustaba crear películas y actuarlas en el patio. A veces, la velocidad con que se agolpaban las ideas no coincidía con la posibilidad de juntarnos, así que, las escribía. Encontré que me gustaba más escribirlas, que actuarlas. Se podría decir que todo eso fue pavimentando la ruta para que hoy ame este oficio.”
A continuación compartimos la entrevista realizada a Luis Ferraresi, para saber más de este artista.
W: ¿Quién es tu escritor preferido? ¿Y quién influye más en tu forma de escribir?
L.F: Mis autores favoritos han ido reemplazándose a medida que yo iba madurando. En un principio, me gustaba leer terror y Stephen King fue una influencia enorme en esa época. Gracias a él, descubrí Lovecraft, Poe, William PeterBlatty, Dean Koontz, entre otros. Pero, cuando buscaba expandirme, me encontré con otros como Ray Bradbury, Isaac Asimov, John Katzenbach, Philip Dick, Úrsula K. Le Guin, Ballard, entre otros. Escritores argentinos, me gustan Adolfo Bioy Casares, Roberto Arlt, Eduardo Sacheri, entre otros. Y autores locales, me gustan Juan Bautista Baillinou, Héctor Rodolfo Peña y Carlos Besoaín. Ellos me han inspirado mucho. Mientras iba perdiendo la timidez, imitaba a todos ellos, en mayor o menor medida. Luego, fui buscando mi propio estilo.
W: ¿Cuál es tu estilo para escribir? ¿Cuál es tu temática preferida?
L.F: El estilo depende de la idea. En un principio me encasillaba en un estilo. Quería hacer terror. Luego, descubrí la ciencia ficción. Pero, me di cuenta que la literatura fantástica puede agarrar un poco de todos. Depende de la idea, sale un cuento de drama o de terror o de ciencia ficción. Pero lo fantástico, siempre está.
W: ¿Lo mejor que has leído?
L.F: Lo que más me ha marcado es Bradbury. Si bien muchos escritores me gustan, nada me ha impactado más que Bradbury. Me es imposible leer más de un cuento por día, porque cada uno, me deja una huella grande, un vacío, una sensación de repasar el cuento, reflexionar sobre su mensaje, revivir las situaciones y llenarme con sus personajes. El libro que más me ha impactado es “Crónicas marcianas”.
W: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
L.F: Uno de mis personajes ficticios favoritos es Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle. Me parece que está muy bien elaborado y que tiene el poder de ser escrito y reescrito miles de veces. Es imperecedero. Y un personaje que me ha quitado el sueño es el marciano del cuento “El marciano”, de Bradbury. Salió en el libro “Crónicas marcianas”. Es un personaje que tiene el potencial de ser cualquier cosa y nada, a la vez. De llenar nuestras necesidades y miserias. Es un personaje que se ha colado en varias de mis historias, de otros modos.
W:¿Lugares preferidos para leer y escribir?
L.F: En realidad, el lugar no es muy específico. Sí, quizá, el ambiente. Mientras tenga una mesa, yo estoy cómodo. Pero necesito silencio y pocas distracciones. Si eso sucede a la mañana o a la madrugada o a la tarde, podré escribir tranquilo. Para leer, igual me gusta la soledad, pero no tengo problemas de leer en donde sea. Lo he hecho, caminando, usando una bici fija y todo lugar donde tenga las manos desocupadas. En ambas actividades, siempre me acompañó del mate o el café. En ambas actividades, suelen quedar abandonados si me concentro mucho.
W: A parte de escribir he visto que estás haciendo videos en YouTube, ¿Qué te llevó a hacer esos videos?
L.F: Eso fue un intento de querer encajar. De lo cual, ahora, me arrepiento. No de hacer videos, sino de querer encajar con la época. Es una época donde todo entra en formato de videos cortos. Todo. Entonces, tenía muchas ideas humorísticas sobre el ser lector. Pero no mostrando que todo es bueno, sino que, hay lectores que son muy exagerados y quizá, obsesivos. Busqué mostrar esas cosas en los videos. Pero, la verdad, desconozco la fórmula de las redes, no las entiendo. A pesar de haber hecho muchos videos y dedicarles mucho tiempo y esfuerzo, no han tenido un gran apoyo. Por lo que dejé de hacerlos.
W: ¿Cómo compatibilizas tu trabajo con el de ser un escritor?
L.F: La verdad que no se relacionan en nada. Para lo único que puedo llegar a usar los conocimientos que da mi profesión, puede ser para describir algo relacionado a eso, pero evito hacerlo con detalle. No quiero que se mezclen. Lo que sí es curioso es que, las personas que me conocen por ser escritor les parece extraño que sea policía y a los policías les parece extraño que sea escritor. Hay policías muy capacitados en su trabajo y con títulos universitarios muy diversos, pero es como si fuera rara la dualidad. En primer término, no la hay, porque en ambas uno sigue haciendo lo que le gusta y lo hace lo más profesional posible. Para cada una, hay que ser humano y tomar decisiones y deberse a la tarea. Yo creo que lo que más debe resultar extraño en esto es que, la tarea del escritor (y el artista, en general), está visto como bohemio, anti-autoridad, pacifista y no tiene por qué ser así.
W: ¿Qué proyectos tenés en adelante?
L.F: Recientemente terminé una novela corta. Por el momento, la dejé a un lado para seguir con la actividad. Más adelante, la retomaré para su corrección. Estoy compilando cuentos cortos y microrrelatos para armar dos libros, uno de cuentos fantásticos y otro de ciencia ficción. Y desde hace rato tengo la idea de hacer otro libro relacionado a mi novela “La Santa Cruz de Hielo”.
W: ¿Qué piensas de las historietas? ¿Y si tenés algún personaje preferido?
L.F: No soy lector de historietas. No por disgusto, sino porque no han sido frecuentes en mi casa o en mi vida. Las he leído de chico, como Patoruzú, pero soy más gustoso de leer prosa y hacerme las imágenes en mi cabeza. En algún momento supe leer alguna novela gráfica de un libro clásico. También es cierto que hay algunos personajes que me han gustado mucho de películas que sé que han salido de historietas, como Deadpool y Hellboy, pero no las leí.
W: ¿Cómo es la respuesta de la gente con el arte y con el artista?
L.F: Esto es un poco extraño porque se ha visto que las personas piden espacios o actividades, pero luego no se ve un apoyo. Y esta opinión no la hago desde mi casa, sino que la he visto. Cuando se presenta un libro (porque es de la rama del arte de la que puedo hablar), he visto que la gran mayoría son otros artistas, está la familia y amigos. es muy extraño ver algún desconocido que se interesó en la actividad y vaya. Los artistas nos tenemos mutuamente. El ego es vital para el artista, sino no se desarrolla. Y cuando un desconocido se te acerca y te dice que le gustó tu trabajo, la sensación es única. Esa ida y vuelta es necesaria para que sigamos creciendo como artistas.