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Luciano
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PEOR EL REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD

El Gobierno Nacional ya no sabe qué hacer para bajar la curva de contagios de COVID 19 que se le fue de las manos luego de flexibilizar la cuarentena, de varias medidas que no dieron resultado y del relajamiento masivo de la población en cuanto a los cuidados sanitarios.

Hoy, luego de que se disparara la polémica en torno a la posibilidad de retrasar la aplicación de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V, el Ejecutivo Nacional decidió dar marcha atrás con la medida y aseguró que el país continuará con su plan inicial de vacunación y suministrará las dos dosis que integran la Sputnik V a quienes ya hayan recibido la primera.

La cuestión se había puesto tensa cuando desde el Gobierno dejaron trascender que la intención estaba puesta, hasta hoy, en aplicar una sola dosis de la Sputnik V para tener vacunadas el doble de personas en marzo. Es decir, la decisión estaba en tener 10 millones de personas vacunadas a marzo con dos dosis o tener 20 millones de personas con una sola.

El problema es que en el caso de la vacuna rusa Sputnik V hay una barrera técnica que complicaría esta estrategia: las dos dosis están desarrolladas con distintos componentes, son complementarias, no iguales. Por lo que una sola dosis no sería suficiente, en principio, para alcanzar la inmunidad.

Bueno, lo cierto es que ahora Alberto Fernández le echo la culpa a Carla Vizzoti, su secretaria de acceso a la salud, diciendo que a su entender “explicó mal las cosas”, que cometió un error al sugerir un programa de vacunación intensivo con la Sputnik V, dejando en claro que ya hay un vuelo especial de Aerolíneas que viajará esta semana a Moscú para traer 300.000 unidades de la segunda dosis.

RESTRICCIONES: El Gobierno propone y las provincias disponen.

Otro de los problemas que tiene hoy el Gobierno tiene que ver con las restricciones y el bendito toque de queda sanitario que se sugiere como una medida para tratar, a toda marcha, de bajar los contagios y evitar una segunda ola violenta de la pandemia en el país.

Casi todos los gobernadores respaldaron la decisión del Gobierno Nacional de restringir la movilidad nocturna. Sin embargo, se les dio la posibilidad de elegir la modalidad más apropiada, y hacerse cargo de sus consecuencias, obvio.

Así algunos gobernadores endurecieron las posturas, pero con margen amplio para circular, en especial los fines de semana; mientras que otros no aplicaron “toques sanitarios”, pero en sus distritos ya regían medidas para frenar los encuentros y aglomeraciones nocturnas.

Sin embargo, otra vez los comerciantes, que vienen siendo los más castigados de la pandemia, se prendieron fuego. Muchos tuvieron que cerrar sus puertas porque no pudieron afrontar los gastos con los pocos ingresos percibidos en el contexto de aislamiento. Sin embargo, los que quedaron en pie, tenían su esperanza puesta en la temporada de verano, que si bien se esperaba que sea inusual, por lo menos les permitiría recuperar algo de lo perdido. Pero no. Otra vez las medidas se endurecieron y para evitar la circulación nocturna y las fiestas clandestinas que propagan los contagios, se restringió el horario en que pueden desarrollar sus actividades bares, restaurantes y otros comercios nocturnos. Sin embargo, habrá que preguntarse si una vez más no es peor el remedio que la enfermedad. Se obliga a los comercios a cerrar sus puertas en el horario prime time para trabajar, pero se deja espacio para la libre circulación de las personas que sin saber dónde ir, posiblemente se junten puertas adentro y vuelvan a traer al frente el tan temible fantasma de las reuniones masivas y las clandestinas.