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EL CALAFATE, LADO B

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EL CALAFATE, LADO B

A media hora del centro de la ciudad, tradicionalmente ligada a inmensos bloques de hielo que se reproducen en las postales de los turistas que llegan a estas tierras patagónicas, domina otro paisaje. Entre matas pequeñas y coníferas, y un clima seco, emerge un Calafate alternativo, primitivo, una tierra habitada por mar y dinosaurios; un imán para muchos de sus visitantes.

 

El recorrido en el tiempo sobre el paso del hombre y el deseo de inmiscuirse en la estepa para recorrerla a fondo, como si eso fuera garantía necesaria para codearse con nativos y aprender de sus orígenes sureños, crece mientras avanza el viaje en 4×4 por la costa del Lago Argentino.

El primer nexo con el pasado se consigue en el acantilado de Punta Bonita, con una panorámica agreste de la ciudad y la Cordillera de los Andes. Es tan sólo una mera aproximación del paseo arqueológico que vendrá minutos después.

La zona arqueológica, que bordea el Lago Argentino, propone un recorrido de 500 metros con pinturas rupestres originales y réplicas.

Al descender por el terreno, a pocos metros de la orilla, una sucesión de cuevas milenarias habitadas por tehuelches corona el inicio de una caminata de 500 metros. De alto valor histórico, los senderos señalizados ayudan a comprender el significado del arte rupestre impregnado en las rocas. Se intercalan imitaciones de motivos y réplicas encontradas en el lugar como pinturas autóctonas e intactas dentro de una zona protegida y bien conservada.

Ferrite, médula de hueso de guanaco, huevo de choike y orina para volver más líquida la mezcla -describe Ignacio, el guía de turismo que comanda la visita- integraban la fórmula perfecta para registrar escenas de la vida cotidiana de ese entonces. Eran las mujeres las encargadas de plasmar desde la caza de animales, la adoración a deidades y celebraciones de chamanes, hasta autorretratos de sí mismos y del mundo. Hoy su legado permite redescubrir historias de los primeros pobladores y también de sus acercamientos con aquellos expedicionarios que se aventuraron a lo desconocido.

Casi como una mimetización con el paisaje y las costumbres de sus habitantes, la excursión encuentra su punto culmine en un entorno inolvidable. Alejada y elevada en altura, la última caverna que propone el recorrido ofrece mesas de madera para una veintena de comensales y calefacción para contrarrestar el efecto del viento, que en El Calafate sopla fuerte.

Una vez acomodados, los guías se encargan de darle el toque final a una cena atípica, bajo la luz del sol, aunque el reloj marque pasadas las 21. La sopa casera de calabaza y cebolla repara el cuerpo tras una hora y 20 minutos de caminata. El efecto se completa con una cazuela de cordero con hongos de pino, servida dentro de pan recién horneado, y una mousse de chocolate y coco caseros.

 

Adrenalina y otra perspectiva desde el aire

La mañana siguiente desafía al recién llegado a esta zona del sur del país y la travesía toma distintos matices según la adrenalina que cada uno quiera experimentar. El ascenso por las laderas del Cañadón del Arroyo Calafate es común a todos y durante el paseo pueden verse guanacos, zorros, liebres, loicas, bandurrías, caranchos y cóndores andinos, las aves de mayor envergadura de la Patagonia Continental.

El camino es sinuoso y está rodeado de formaciones erráticas, testigos del poder de la erosión de los glaciares, hasta llegar a lo que se conoce como el Primer Balcón, escenario de la Era Cenozoica, datada en 65 millones de años de antigüedad.

El grupo entero desciende de la 4×4 y enseguida se imponen vistas singulares del Lago Argentino, el Brazo Rico, la Garganta del Diablo y la Cordillera de los Andes. Lentamente comienza otra bajada hacia el Cerro Huyliche, que los visitantes pueden optar entre hacerla a bordo de la camioneta, mediante un trekking, o con la modalidad de zip-line o tirolesa para quienes buscan la máxima aventura.

Sobrevolar la montaña tiene múltiples ventajas y más cuando el paseo se divide en tramos. La complejidad aumenta casi en directa proporción a la velocidad y con ella a la adrenalina que se consigue, por la pendiente y los vientos. Al principio, mientras se está suspendido en el aire, la atención se dirige inevitablemente al arnés, los frenos y las mancuernas, a estar bien posicionados, a perder el vértigo y a sentir confianza. Y sin preaviso, a medida que se avanza en el circuito trazado, de 2920 metros de longitud, los músculos se relajan, aparece el disfrute y los ojos cobran otra dimensión, más amplia, que distingue ondulaciones, terrenos y colores.

Completado los tramos y caminatas, en el casco de la Estancia Huyliche, histórico establecimiento ganadero de 1920 en actividad, los visitantes se reencuentran para compartir un almuerzo en un ambiente campestre y acogedor. Entre empanadas de carne cortada a cuchillo, un guiso de cordero y vegetales, y brownies acompañados de café y té, intercambian anécdotas y sensaciones de las que fueron testigos privilegiados.

 

Naturaleza y pandemia, aliadas

Después de largos meses de pausa, movimientos restringidos y previsiones inciertas por el impacto de la pandemia de coronavirus en la Argentina y el mundo, El Calafate vive una temporada única, condicionada por cambios en el mapa de los turistas que suelen recorrer el destino, más acostumbrado a los extranjeros que a los locales.

Con una ocupación que superó el 62% en la primera quincena de enero, el grueso de los visitantes llegó desde Río Gallegos y Buenos Aires, aunque también hubo ingresos desde Neuquén y Tierra del Fuego. En paralelo, la estadía creció casi un punto a partir de la reactivación del sector: la temporada anterior era de 2.5 / 2.7 en promedio general y actualmente registra un 3.4 respecto de la cantidad de noches.

Desde la Secretaría de Turismo de la ciudad aseguran que ven como un punto a favor la tendencia de elegir destinos de naturaleza, al aire libre y con la seguridad de cumplimiento de medidas preventivas de bioseguridad. “Fuimos de los primeros en obtener el sello Safe Travels (certificación del Consejo Mundial de Viajes y Turismo ligado a la gestión de los protocolos). Se trabajó durante mucho tiempo previo a la apertura en la capacitación e implementación de protocolos para fortalecernos como un destino seguro”, señalaron.

Están convencidos de que la oferta completa de servicios, excursiones, gastronomía y actividades los ayuda a inclinar la balanza y el deseo de reforzar la conectividad aérea, con más frecuencias que lleguen al destino, se renueva a diario.

Días atrás JetSmart se convirtió en la primera lowcost en viajar hasta aquí y la primera aerolínea argentina en certificar sus protocolos sanitarios contra el Covid-19. “Una posibilidad para que los turistas tengan opciones para elegir y de acuerdo a diferentes presupuestos”, evaluaron desde el organismo.

Consultado sobre el debut, Darío Ratinoff, gerente comercial de la empresa, se mostró satisfecho con el vuelo casi lleno, y afirmó tener muchísimas expectativas con este destino: “Somos una empresa bastante flexible y si aumenta la demanda y el destino lo requiere, podemos agregar frecuencias. Hoy es una apuesta porque es un contexto bastante difícil por conocidas razones, pero estamos confiados en que va a funcionar bien”.

 

Datos útiles

Cómo llegar

Aerolíneas Argentinas ofrece vuelos directos con destino a El Calafate (desde $18.800, en Economy) y Jetsmart Argentina, servicios lunes y jueves (desde $3800 por tramo). El vuelo es de casi tres horas, en ambos casos

 

Dónde dormir

-Hotel Posada Los Alamos (4 estrellas; céntrico, con spa y golf)

 

Inicio

 

-Calafate Parque Hotel (4 estrellas; a metros de la zona comercial y de arquitectura patagónica)

 

https://www.calafateparquehotel.com/

 

-Xelena Hotel & Suites (5 estrellas; a 3 km del centro, con vista a la Bahía Redonda del Lago Argentino)

 

https://www.hotelxelena.com

 

Paseo y excursiones

-Nativo Experience – Lagos & Cavernas

 

Dos salidas regulares por día, de 3 horas de duración cada una. El programa incluye pick-up por el hotel, ingreso a la zona arqueológica, y almuerzo o cena ($4200)

 

http://www.patagoniaprofunda.com

 

-Cerro Huyliche 4×4 y Zip-line

 

Dos salidas regulares por día, de 3.30 horas de duración. Los visitantes pueden elegir entre pasear en 4×4, hacer un trekking o probar el circuito de tirolesa. El programa incluye una de estas actividades, la ida y vuelta al hotel, y el almuerzo o merienda en una estancia ($3900)

 

https://www.southroad.com.ar

 

Clima

En El Calafate los veranos suelen ser secos, algo ventosos, y con temperaturas que oscilan entre los 8 y 19 grados, aunque, como dicen los lugareños, se puede tener las cuatro estaciones en un mismo día.

 

Fuente: La Nación

 

 

 

 

 

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