Luciano
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BODAS DE PLATA CON HISPANO

Atilio Molina, 25 años en el club Hispano.

 

Cada rincón lo conoce de memoria, a cada paso emerge algún recuerdo, una anécdota, un momento. El profesor Atilio Molina, el 5 de febrero cumplió 25 años ininterrumpidos trabajando en el Hispano Americano, al cual define como “mi casa”.

Todo comenzó en el año 1996 recién recibido de profesor de Educación Física, gracias a un amigo que estuvo de vacaciones por el sur, lo incentivó a que viniera a Santa Cruz, a probar suerte. Atilio, armó una valija cargada de ilusiones y dejó su pueblo Ibarreta de Formosa, para atravesar todo el país y zambullirse en Río Gallegos… “Vine solo y alquilaba cerquita del Natatorio”, recuerda el profesor, en una de las oficinas que tiene el Complejo Wenceslao Peisci, lugar en el que hoy coordina la Escuela de Natación del Hispano, cuando reemplazó al profesor Ruben Huivan en el 2008,  pero todo tiene un principio… “Llegué a Santa Cruz los últimos días de enero del 96´, empecé hacer los trámites de cambio de domicilio, después de comprar en lo que era Casa Tía, paso por el natatorio para dejar mi currículum, me atendió el gerente Ghettel, que trabajaba en prefectura, me invitó para que hiciera una prueba, porque necesitaban guardavidas, llegué un sábado 3 de febrero para la evaluación y quedé; el lunes 5 de febrero empecé a trabajar de guardavidas, estuve a prueba un mes y en marzo me contrataron, en aquel tiempo estaba de presidente Emilio Pacheco y de coordinador estaba José Rumi”.

“Después fui ayudante de cátedra junto con José Rumi, renuncié como guardavidas; llegó un nuevo gerente de apellido Báez, en ese entonces estaba a cargo del pre equipo, empezó a crecer el número de nadadores, llegamos a tener en un momento 200 alumnos; pasaron los años, fueron cambiando los presidentes, en ese tiempo diseñé un circuito para competir con Ushuaia, Río Grande, Diadema de Comodoro Rivadavia; la competencia fue aumentando, clasificamos para los Juegos Nacionales de la Juventud; llegamos a los Torneos Patagónicos, como invitados, hasta que empezamos a federar a nuestros nadadores. Fue un crecimiento paulatino, hasta llegar a la gerencia de Fabián “Perico” Pérez, el Complejo comenzó a cambiar un montón, para bien, en lo deportivo y en lo edilicio; hasta llegar a 1000 alumnos”.

Un trabajo que dio sus frutos.

El Torneo Hispanista de Natación, es un acontecimiento que se ganó un lugar importante en la agenda deportiva regional y Nacional. Una fiesta del agua que fue creciendo año a año, con la participación de los clubes más importantes de nuestro país y de Chile; lamentablemente a causa de la pandemia no se pudo realizar la última edición “Pudimos diseñar el Hispanista, una competencia de gran importancia, antes se llamaba Torneo Primavera, hacíamos las planillas a mano, mucho trabajo, esfuerzo, pero valió la pena”, reconoce Atilio.

“Para mí Hispano es algo muy grande, porque lo vi crecer, más que nada hablo de Natación, en el que siempre estuve involucrado, comenzar desde muy abajo y ahora tener un nombre en la elite Argentina, ver el crecimiento y el rendimiento que tuvieron tantos chicos y chicas; por ejemplo Matías Díaz Hernández (quinto en el ranking Mundial de Aguas Abiertas) quien fue mi alumno, y tantos otros que te hacen sentir muy orgulloso”.

De casa al trabajo o de casa a casa…

Los días pasaban, la conexión con el club fluía, mientras daba clases, sus hijos Alejandro y Maxi, se perdían por los pasillos, cuidado por distintas y valoradas personas que trabajaban en el Club, las paredes del Complejo Natatorio eran mudos testigos de  su vida laboral y profesional “En el 98, el señor Báez, el gerente en aquel momento, me preguntó si sabía de alguien responsable para estar en los vestuarios; Ale, mi mujer (Alejandra Aguilar hoy instructora de Natación en el Hispano), había renunciado a La Anónima, y ella tomó ese lugar y desde ese entonces Alejandra también está en Hispano. Mis hijos crecieron en los pasillos del club, Maximiliano, mi segundo hijo, nació acá, junto con su hermano mayor crecieron dentro del Complejo Natatorio, fueron parte del equipo competitivo, representaron al Celeste en los torneos regionales, provinciales y nacionales. Ramón Alvarado, le enseñó a atar los cordones a Maxi, Claudio Abdala le hacía herramientas a Maxi para entretenerlo cuando era chiquito, muchos momentos, muchas personas, una sola Institución”.

“Mis primeros pasos como profe los di acá, toda mi vida laboral y familiar es el Hispano. Una anécdota define el sentimiento por esta Institución: mi hijo Alejandro se estaba preparando para ingresar al profesorado de Educación Física, entonces, el querido profe Carlos “Negro” Barragán, lo invitó al Boxing para explicarle algunas cosas de gimnasia artística y con la mirada atónita de todos sus compañeros, Alejandro asistió todos los días con la remera de Hispano Americano, sin importarle lo que decían los otros chicos y con la sonrisa cómplice de su instructor de gimnasia”.

El valor de la familia para todas las decisiones.

Había que cruzar el país de punta a punta, apareció la posibilidad y no lo dudó, ante la gran decisión allí estaba ella, su mujer de toda la vida, su compañera incondicional, con quien comparte la vida y el Hispano “Vine solo, ya había nacido mi primer hijo, Alejandro, que tenía un añito, empecé en el club, conseguí trabajo en la escuela, y allí decidí que viniera mi mujer junto a mi pequeño hijo. Alquilamos en el pasaje Grillo, bien cerquita de la cancha.

Con Ale nos conocimos en Ibarreta, es prima de un amigo mío con el que jugábamos en Gimnasia de Jujuy. Desde que la conocí siempre estuvimos juntos”.

Hispano significa mucho…

Como tantas personas que cimentaron el camino creciente de Hispano Americano, Atilio Molina, es un engranaje más de esta linda historia celeste; es difícil nombrar al profesor Atilio y a toda su familia sin nombrar al Hispano “es nuestra casa; es una costumbre estar en el club, cuando llegamos de vacaciones lo primero que hacemos es pasar por el Natatorio. Me gusta que Hispano tenga éste presente, con el básquet, con el fútbol y con cada una de las distintas disciplinas que lo ponen en un buen lugar a nuestra Institución, que nos conozcan en todos lados, eso es muy lindo”.

“Nunca pensé que iba a estar tanto tiempo en Hispano, significa mucho para mí y para mi familia”. El profesor Atilio Molina, 25 años ininterrumpidos trabajando en el Hispano “su casa”.

 

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