La iniciativa presentada por asociaciones de Santa Cruz interesadas en proteger al guardián de la estepa argentina, quedó nominada y competirá junto a otros dos proyectos sudamericanos para quedarse con el muy prestigioso Whitley Award, del Whitley Fund for Nature (WFN), que se entrega en mayo.
Se trata de una premiación que busca destacar por su trabajo a las comunidades y preservar la fauna y flora silvestre.
“Buscamos conservar al macá tobiano, porque con él podemos conservar además todo el sistema patagónico austral”, resume el investigador argentino Ignacio Roesler, director del proyecto de preservación de este ave presentado a los premios Whitley.
El macá fue descubierto hace relativamente poco en las orillas de los ríos de la provincia con menos densidad de población de Argentina, Santa Cruz. Durante el verano santacruceño, el macá tobiano se ubica al oeste provincial. Cuando el sol va calentando, migra hacia los estuarios de la costa.
El Proyecto
El proyecto de conservación del macá tobiano, llamado Programa Patagonia, surgió en 2010 por un grupo de la asociación civil Aves Argentinas y una ONG de Santa Cruz, Ambiente Sur. Con los años se fueron sumando investigadores del Conicet y otras instituciones internacionales. Al comienzo estuvieron centrados en conocer la situación en la que se encontraba el macá, y con el pasar de los años fueron desarrollando acciones de conservación y manejo, divulgación y extensión a la comunidad, y formación de otros voluntarios en su base de operaciones, la estación biológica Juan Mazar Barnett, ubicada al norte de la provincia.
Una de las acciones que han probado su éxito son “los guardianes de colonia”, explica Roesler. Son técnicos de campo que durante la época reproductiva de las aves, de octubre a abril, viven junto a los macá en las mesetas donde anidan. Allí, los protegen eliminando cualquier amenaza que ponga en peligro a los nidos. Hacen monitoreo de las colonias, recorren la laguna y monitorean a las especies invasoras, como el visón americano o la gaviota cocinera, que se alimenta de los huevos del macá. “Desde que se implementa este programa el éxito reproductivo de los macá se ha duplicado”, cuenta.
Junto a las especies invasoras que son grandes depredadores para el macá, la actividad industrial de la región también afecta a esta especie. Según el equipo la principal amenaza son las represas de generación energética sobre el río Santa Cruz. “Cuando se construyen represas, convierten lo que era un río en un embalse, por lo que interrumpen el curso, modifican el flujo, el transporte de sedimentos, la temperatura y esto es un potencial problema para el macá”. Otro de los efectos puede ser la modificación de sus rutas migratorias.
La relación de estas aves con la comunidad ha sido positiva. “Es una especie muy carismática, es tan localizada, tan endémica que ha generado un sentimiento de identidad en la comunidad”. La provincia promueve este simbolismo, incluso el área protegida de la Patagonia lleva su imagen. “Reforzar aún más su protección es una oportunidad para avanzar en la preservación de los ecosistemas patagónicos”, cierra Roesler.
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