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Luciano
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LA CASA DE LA JUVENTUD, un hito de un Gallegos noventoso

 

Polaroid de locura extraordinaria

 

La Casa de la Juventud, se convirtió en un ícono de los años 90 en Río Gallegos. El lugar donde todas las ideas eran una realidad posible. Con la impronta de Oscar Pérez marcó un hito en la comunidad y selló la gestión del intendente Freddy Martínez.  

Quien haya vivido su adolescencia en los años 90 en Río Gallegos  seguramente más de un recuerdo tiene de La Casa de la Juventud. Un certificado de capacitación, de algún seminario o de participación en alguna actividad comunitaria, un pase a algún evento. El recuerdo de compartir la construcción de una carroza, un mini recital con la banda de la escuela, la Casa x la música, los grandes recitales con los artistas del momento. Concursos, la Bienal de Arte, Septiembre Joven que duraba tres meses, las competencias entre colegios. Todo era una buena excusa para socializar, participar de la vida de la comunidad, comenzar desde jóvenes a comprometerse con el cuidado del Medio Ambiente, a desarrollar sentido de pertenencia con la banda, el barrio, el colegio y la ciudad. La Casa de la Juventud fue un espacio que marcó a toda una generación de riogalleguenses.

La Casa de la Juventud es un espacio que se mantuvo a través de los años, actualmente funciona en la misma esquina de (hoy) Avenida Kirchner y Roca y se proyecta una nueva sede para ese sector que desde hace varios años depende orgánicamente de la Secretaría de Desarrollo Comunitario.

Treinta años después del inicio de esa aventura, -justamente el día que, Oscar Pérez, el capitán de ese equipo de jóvenes va a trabajar su último día en la Municipalidad-, es una buena oportunidad para rescatar el legado que dejó en la juventud de la ciudad su líder inicial, contada por sus protagonistas.

 

Nace “La Casa”

Freddy Martínez recuerda que “la idea de la Casa de la Juventud surge mientras nosotros hacíamos la campaña y recorridos previos a fines de los 80, veíamos que había dos ejes fundamentales para nuestra gestión -si llegábamos- una era la participación de la juventud y la otra era la participación de los vecinos en las obras que nosotros íbamos a ir realizando”. Cumpliendo las promesas “de campaña” fue que -apenas asumido-, en diciembre de 1991 se concretó la creación de “La Casa de la Juventud” y se determinó que dependería directamente del Intendente, sin intermediarios, “por las características que tendría, los horarios, los mecanismos, las convocatorias, la idea era separarla de lo habitual de la gestión administrativa del municipio”.

El proyecto era novedoso y arriesgado, y para esa tarea el Intendente eligió a Oscar Pérez, a quien había conocido militando en ese camino que lo llevó a la Intendencia, y porque “siempre trabajó con grupos de jóvenes y compartíamos ideas muy claras que tenían que ver con pensar que la juventud era el presente y no el futuro”, un pensamiento que se diferenciaba del discurso político habitual.

“Para nosotros la juventud era muy importante y era fundamental generar los espacios para que pudieran expresarse. Así fue que empezamos a trabajar en la Casa de la juventud, con la Casa x la música que era un área que veíamos que hacía falta incentivarla y tuvimos la oportunidad de tener a Walter Giardino, al Polaco, al Ruso Verea, la gente de Daniel Grinbank, lo más granado del rock lo pudimos traer”, rememora el ex Intendente.

Por otra parte, Freddy recordó que en esos años había muchas diferencias entre los colegios del centro y los colegios de los barrios más alejados y decidieron trabajar en achicar esa grieta. “Ahí hicimos un evento que se llamaba colores, donde una escuela de la periferia y una del centro formaban un equipo y así participaban por premios que tenían que ver con viajes y otras cosas”.

Silvia Cárcamo, “la negra” fue una de las primeras que acompañó a Oscar en este proyecto y ponía en letras todas las ocurrencias: “En los primeros años trabajando él estaba bla, bla, bla, bla y yo lo ponía en papel” y recordó que mientras la idea tomaba forma “empezamos en un espacio de 3×4 y llegamos al lugar propio en Roca y Córdoba, pasando x el Mirador y después asilados en Prensa cuando la Casa se quemó”.

“Con el apoyo incondicional de Freddy, Oscar fue el loco que hizo posible el sueño de la Casa de la Juventud” y a lo largo de los años “fue armando un equipo de trabajo increíble, fuimos creciendo y cambiando, Oscar escuchaba ideas y las hacía realidad, él lograba que todos los que trabajábamos (municipales y allegados) fuéramos estudiantes, deportistas, Carroceros, Rockeros, artistas, expertos en lo que sea, para cada actividad”.

Legado

“Yo creo que el mayor legado que dejó la Casa de la Juventud es que los jóvenes se empoderaron, se apropiaron de ese lugar y a partir de ese momento no se le podía sacar la posibilidad de esa hermosa participación que hacían los chicos, pasaron a ser los dueños de las propias políticas de juventud”, expresó Freddy Martínez y comentó que hasta el día de hoy se cruza a jóvenes de entonces, hoy ya adultos que le recuerdan vivencias de ese momento.

“La Casa de la Juventud también sirvió para potenciar muchos de los programas que hacíamos que tenían que ver desde limpieza urbana hasta lo que quieran imaginarse”, recuerda Freddy y en ese sentido Marcos “Batata” Muezca, agrega una anécdota: “Me acuerdo que yo estaba a cargo de la campaña ecológica Ponete las Pilas, la idea era recolectar en los colegios de todos los niveles de nuestra ciudad pilas en desuso para después reciclarlas”, estas actividades les daban a los chicos un nivel de exposición mayor, llegaba un punto en que eran reconocidos en la calle. “Un día se arma una pelea en el boliche de todos contra todos, yo tenía la cara violeta de los golpes, y escucho que uno grita ¿Ese no es el gordo ecológico?” “Yo empecé a formar parte en el 93, cuando cursaba en el Secundario 18, era llegar a un lugar y no querer irte, sentirte parte de un grupo enormemente humano que hacía que cada uno de nosotros sea parte fundamental de los diferentes procesos de la CASA” agrega Muezca, “todo eso tenía el nombre de Oscar que supo compartir sus idea y sus proyectos con cada uno, tomándose el tiempo para que tengamos en claro que era lo que queríamos con LA CASA,”. “Cada vez que me cruzo con algún ex Casa, se te vienen a la memoria actividades preciosas tanto en lo organizativo, como en lo técnico, en lo popular, que para nuestras latitudes era algo impensado por esos tiempos” rememora Muezca y señala que “algunas de esas ideas fueron perdurando algunos años, pero como pasa con todo cambian la cabezas, barajan y dan de nuevo”. Ser parte de ese tramo de historia de la ciudad lo “llena de orgullo, es que al día de hoy todavía te dicen ¿Cuándo un recital, te acordás de la Bienal de Arte? Se acuerdan de los viajes, los seminarios, de estar permanentemente en cada actividad que se realizaba en nuestra ciudad, ya sea como organizadores o colaboradores”.

Sebastián Fernández se centra en el trabajo que se hizo con los centros de estudiantes: “Oscar fue una de las personas más importantes dentro de lo que es la política estudiantil, ni hablar de lo que fue la cultura joven dentro de la ciudad en la que marcó una impronta fuertísima”.

“Todos los que trabajamos con él tenemos pequeñas frases, algunas enseñanzas, por ejemplo siempre decía que había que creer en los sueños, me convenció que yo era un creador, en realidad era un motivador, hay miles de anécdotas y no podría elegir solamente una”, dice Seba.

Viviana Almonacid tampoco olvida esos años: “Tuve la suerte de haber empezado a trabajar en el 95 en la Casa y me acuerdo que Oscar siempre decía que estábamos para soñar y hacer que esos sueños se hagan realidad”. Viviana recuerda de aquellos días “los nervios que teníamos siempre en la previa de cada actividad, la Casa x la Música, los encuentros de jóvenes, la Bienal de Arte, las carrozas y comparsas”

Para Silvia quedaron de esos años “muchísimos momentos de emociones, de llantos de alegría por el final de las actividades, Septiembre Joven (que iba de agosto a octubre) la Casa x la Música, las Bienales de Arte Joven, los encuentros de Centros de Estudiantes, los Recitales y un sinnúmero de actividades que llevamos adelante. Todo ese tiempo marcó a fuego muchos corazones en nuestra juventud. En los noventa quizás es más fácil preguntar ¿Quién no fue a la Casa alguna vez?”. Silvia recalca que todo lo impensado era posible en ese espacio, y recuerda una anécdota “andando por la Roca con Oscar en su auto con un pingüino envuelto en una toalla que nos llevó un señor que lo había encontrado y nosotros salimos a ver cómo devolverlo al agua, siempre fue todo así, de lo más loco a lo posible cada día”.

Sebastián Fernández empezó a participar como adherente a principios de los 90,”es toda una vida trabajando al lado de Oscar, ya es una amistad que no tiene precio, él me formó para trabajar con los centros de estudiantes, me emociona que ya cumpla sus últimos días en la muni, se va alguien muy valioso”.

Uno de sus colaboradores recuerda que Oscar siempre fue madrugador igual que Freddy, asique a las 7 u 8 de la mañana se encontraban en el despacho y en el desayuno le contaba las cosas raras que se le ocurrían y así se adelantaba a la hora de conseguir los recursos: Freddy le decía que sí a todo, aunque los Secretarios no estuvieran de acuerdo. 

“Oscar fue quien le brindó esa cuota de locura necesaria para un proyecto que era de por sí alocado, del que varios me decían que estaba hipotecando mi futuro político”, recordó Freddy “y cómo no iba a apoyar a ese loco con un grupo de locos que lo seguían” y a ese proyecto durante ocho años puso todas las fichas quien permanece en el podio de Intendentes más valorados de la ciudad.