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Luciano
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¿POR QUÉ NO SE AUTORIZA LA IVERMECTINA PARA EL COVID?

A más de un año de convivencia con el virus de Covid-19, te contamos cuáles son las razones por las que Argentina no aprueba el uso de ivermectina para prevenir la enfermedad.

 

Cada vez más común hablar con alguien que conoce a alguna persona que utilizó o está usando ivermectina para prevenir la infección o, si la contrae, transitarla lo más levemente posible. De hecho, sus beneficios llegan hasta por mensajes de texto y cada día hay más provincias que anuncian resultados de ensayos con el producto o empiezan a aplicarlo en los pacientes.

Y, este mediodía, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó utilizarlo para el tratamiento de Covid-19, cualquiera sea su gravedad, por fuera de ensayos clínicos autorizados. Lo hizo luego de que un panel de expertos independientes revisara los resultados obtenidos en 16 estudios sobre 2407 pacientes en los que, al azar, un grupo había recibido el antiparasitario y otro no a modo de comparación.

En la Argentina, a pesar de que sigue creciendo su uso aun entre profesionales de la salud, la Anmat no autoriza su uso para el nuevo coronavirus. ¿Por qué? La respuesta de las autoridades sanitarias, ya desde enero pasado, sigue siendo breve y contundente. Aún no hay datos que permitan respaldar una indicación segura y definida, ya sea para la prevención o el tratamiento de Covid-19. En reuniones con representantes de sociedades científicas y especialistas que convocó el Ministerio de Salud de la Nación, no fue posible llegar a un consenso.

“Hasta ahora, solo demuestra tener efectividad para disminuir la carga viral. Pero no mostró aún una efectividad clínica. Hay dudas por la poca experiencia con dosis altas debido a una posible toxicidad”, aclararon fuentes de la cartera sanitaria.

Aun así, hay por lo menos cinco provincias que en las últimas semanas fueron informando que empezaron a aplicar el producto en pacientes con Covid-19 o, como profilaxis, en el personal de salud. Son La Pampa, Misiones, Salta, Tucumán y Corrientes.

Y esto no está ocurriendo solo en la Argentina, donde aún la Anmat no habría recibido una presentación formal de resultados que permita avalar una nueva indicación. Entre los ensayos clínicos autorizados sobre Covid-19, aparece uno para ivermectina (fase II).

Eficacia

En las conferencias de prensa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en las que participa LA NACIÓN, siguen repitiéndose las preguntas sobre el uso de este tipo de terapias aún sin una definición clínica ni regulatoria para el tratamiento o la prevención de Covid-19. En la región, según se reconoció, está creciendo la recomendación informal de ese tipo de productos.

 “Hemos revisado hasta este momento 14 estudios aleatorizados que incluyeron más de 2100 pacientes y, en conclusión, las limitaciones metodológicas y el escaso número de eventos determinan que la eficacia y la seguridad de la ivermectina para el manejo de Covid-19 sea incierto hasta el momento”, sostuvo el mes pasado Sylvain Aldighieri, director adjunto del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OPS.

El funcionario también consideró “indispensable” su evaluación en estudios “de diseño apropiado y con poder suficiente como para confirmar o descartar los resultados presentados”. Aldighieri insistió: “No estamos en este momento recomendando el uso de ivermectina”.

 

Umbral de seguridad

Este producto no es nuevo, pero su nombre empezó a volverse más popular con la pandemia desde el año pasado. Está autorizado como antiparasitario, también de uso veterinario. Sin embargo, con Covid-19, especialistas advierten que la cantidad de producto que se llega a recomendar supera el umbral de seguridad.

“En el uso de la ivermectina como antiparasitario, la dosis es muy baja y no más de una vez por mes. En dosis más altas puede provocar toxicidad con alteraciones del estado de conciencia, hepáticas y cardíacas, por lo que no debe ser manipulado sin una indicación precisa médica y formal”, había explicado Carlos Damín, jefe de la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y presidente de Fundartox.

Sin embargo, se está llegando a utilizar hasta dos veces por semana y en dosis más altas. “Es una forma de riesgo porque supera en muchas veces más la que está indicada para el uso aprobado”, continuó Damín.

Para el especialista, que también es jefe de Toxicología del Hospital Fernández, esto es parte de lo que denomina el folclore argentino de la automedicación. “Si bien la automedicación es un problema regional, en ningún país de América Latina es tan alto como en la Argentina, tanto de los productos de venta bajo receta como los de venta libre –señaló–. Los argentinos nos automedicamos mucho, los médicos prescriben demasiado y los farmacéuticos muchas veces dispensan sin receta. Y Covid-19 no escapa a eso.”

Para Juan Gea Banacloche, del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Mayo en Phoenix, Arizona, en Estados Unidos, con la ivermectina estaría sucediendo en países de Iberoamérica un fenómeno similar al de la hidroxicloroquina, que en los ensayos clínicos no demostró efectividad en el tratamiento de Covid-19. “Lo que aprendimos con esta pandemia es que todo el mundo desea encontrar remedio a una enfermedad tan severa, un atajo que funcione inmediatamente. Sufrimos varias decepciones en el camino”, indicó durante una entrevista vía Zoom.

“La ivermectina se hizo muy popular y había razones para que inicialmente muchos médicos pensaran que podía funcionar. Pero, en realidad, es muy difícil saber que algo funciona y no hay atajos en eso. No hay más remedio que hacer estudios comparativos, reunir los datos y encontrar respuestas”, agregó el especialista, que participó del panel asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) para la aprobación de las vacunas para Covid-19 en ese país.

Y agregó: “Tenemos prisa para encontrar una solución para Covid-19, pero no hay manera de encontrarla más rápido de lo que se puede. Si algo no está claro, hay que hacer el estudio para encontrar una respuesta. Este virus posiblemente esté muchos años entre nosotros y cuanto antes tengamos respuestas de calidad, mejor para el mundo”.

Fuente: La Nación