En Santa Cruz se anunciaron medidas pero luego se retrocedió, en medio de un claro aumento de casos Covid-19.
O el gobierno mantiene una fuerte disputa interna entre sus funcionarios de Salud sobre cómo y de qué manera avanzar en la pandemia, o tiene un grave problema de bipolaridad, y quizás peor, no sabe qué hacer.
Santa Cruz no adherirá a las medidas restrictivas que anunció el Presidente de la Nación.
El anuncio – que fue un mensaje grabado cuyo peor error (casi imperdonable) fue culpar al sector sanitario de “relajarse”- tuvo su réplica casi inmediata de parte del Gobierno Provincial de Santa Cruz, ayer pasadas las 21.
La subsecretaria de Información Pública envió por WhatsApp el siguiente mensaje:
“Respecto a las medidas anunciadas por el Presidente Alberto Fernández, recordamos que en la provincia está vigente el Decreto N°366 hasta el 30 de abril.
En la provincia se tomaron medidas acordes al contexto epidemiológico. A grandes rasgos, controles en los ingresos de la provincia por vía aérea y terrestres, con hisopado obligatorio, ya sea para turistas o residentes. También el cumplimiento de protocolos para las industrias y transporte con exigencia de pcr, y en caso de algunas industrias con aislamiento.
Asimismo, tenemos restricciones en circulación desde la 1 de la mañana hasta las 7, y restricciones de ingreso a la jurisdicción por tierra a las 22:00hs.
Están cerrados casinos, bingos y salas de juegos en las ciudades más pobladas.
Educación a distancia en las localidades con circulación comunitaria”.
No hubo un comunicado que detalle por qué si Santa Cruz presenta índices de *Razón (1,30) e Incidencia (599) por encima de la media que dicta Nación, no se tomarían más medidas que eviten más contagios, que aún sin la llegada de cepas mucho más contagiosas, la más cercana en Tierra del Fuego, presentaría un cuadro desde ya complicado para el alicaído sistema de salud.
No se explicó por qué si la aglomeración de personas es el obvio eje contagios, la provincia promocionó que se viaje en Semana Santa, con descuentos para los residentes de la provincia.
Viajar por el interior provincial, no está prohibido. Ayer el ministro de Salud, Dr. Claudio García, recomendó que “tratar de evitar los movimientos que no tengan una justificación muy clara y que realmente sea necesaria”.
No se sabe por qué el COE provincial no informa los resultados de sus reuniones (si hubo).
No se expuso si existe algún plan de contingencia para que luego de un año, no se tropiece con la misma piedra en cuanto a la falta de profesionales de la Salud.
En 2.020, el virus llegó más tarde a Santa Cruz pero fue letal porque derivó en más de 42 mil contagios y cerca de 700 muertes (y contado lamentablemente) y además fue similar al contexto actual: el brote comenzó en Río Gallegos y se expandió al interior provincial.
No se sabe por qué si las reuniones sociales contagian, no se prohibieron, lo que es potenciado en una provincia Patagónica en el cual el invierno ya llegó, hace rato, y eso provoca reuniones en lugares cerrados.
No se entiende por qué si Río Gallegos es la ciudad con “mayor incremento de casos”, advertido por el propio ministro de Salud, Claudio García, el COE de la capital provincial no se reúne hace seis meses en el medio de una segunda ola que ya llegó.
No se explicó, y quizás esto es lo más importante, por qué el comunicado de la subsecretaria de Acceso y Equidad en Salud, Laura Beveraggi, dado a conocer el martes 13 de abril, advirtió no sólo que el “aumento de casos es preocupante”, sino que adelantó “que el Gobierno Provincial decidió la aplicación de algunas restricciones como cerrar los comercios más tempranos y al igual que en la circulación” (SIC).
Dos días antes del anuncio del Presidente, el gobierno dijo que tomaría más medidas. Minutos después del anuncio del presidente, las medidas tomadas en el Decreto 366, eran “acordes al contexto epidemiológico”.
Por eso, o el gobierno mantiene una fuerte disputa interna entre sus funcionarios de Salud sobre cómo y de qué manera avanzar en la pandemia, o tiene un grave problema de bipolaridad, y quizás peor, no sabe qué hacer.
Un indicio de esto podría ser algo que se discute dentro de la mesa chica presidencial (y que enoja) que los medios se encargaron de retratar: los gobernadores no quieren pagar el costo político de tomar medidas prohibitivas y/o restrictivas. El motivo: las elecciones de medio término.
El jueves 18 de marzo, un día antes del anuncio presidencial que declaró el Aislamiento, Social Preventivo y Obligatorio en todo el país, todos los diarios del país unieron sus tapas con un solo lema: “Al virus lo frenamos entre todos- Viralicemos la responsabilidad”.
Había consenso en todos los sectores: había que evitar al máximo todos los contagios, quedarse en casa.
Se trataba de “hacer un esfuerzo”, “trabajar todos juntos”. Un hecho inédito en el periodismo argentino y en la política argentina agrietada en un país en el que la Democracia. Esto quedó tan lejos, que fue olvidado.
*Razón: cuando “el cociente (resultado de dividir) entre el número de casos confirmados acumulados en los últimos 14 días y el número de casos confirmados acumulados en los 14 días previos, sea superior a 1,20 (es decir, que los casos aumenten un 20% de una quincena a la otra)”.
Incidencia: cuando “el número de casos confirmados acumulados de los últimos 14 días por 100 mil habitantes, sea superior a 150”.