En primera persona, el avistaje de pumas en el Parque Patagonia.
Gracias a los buenos oficios de un guía local, dos experimentados viajeros bonaerenses pudieron avistar varios ejemplares de pumas. En su relato, los visitantes transmitieron la emoción que les provocó el encuentro.
El noroeste de la provincia de Santa Cruz se viene posicionando como uno de los destinos favoritos para quienes buscan una actividad más cercana en espacios que permiten observar especies animales que aún conservan su estado salvaje.
Una de estas prácticas es el avistaje de pumas, que ha registrado un progresivo crecimiento en el Parque Patagonia. Hospedados en La Posta de Los Toldos, los bonaerenses Gustavo López Krmac y su esposa Marcel supieron que podrían observar a los felinos y no dudaron en intentar vivirlo.
Hay individuos que están siendo monitoreados en la región. Mediante el uso de radio collares y geo posicionadores se busca investigar y profundizar sobre su ecología en paisajes compartidos con el hombre.
“El uso de esta tecnología nos ha permitido aprender muchísimo sobre los pumas de esta región” dice Facundo Epul, emprendedor de Perito Moreno quien puso en marcha ‘El Choique’. Un emprendimiento en el que propone salidas guiadas para avistar fauna silvestre y hacer trekking en este lugar con valioso patrimonio cultural y paisajístico.
“Conocemos cuáles son las sendas que prefieren para desplazarse, dónde descansan durante el día y cuáles son los principales sitios donde emboscan a los guanacos, su principal presa”. Luego de muchas jornadas de intensa capacitación, Epul sabe perfectamente que los pumas tienen principalmente hábitos nocturnos, por eso, estas salidas de dos noches fueron todo un éxito.
“La experiencia fue fantástica”, describe López, es “una mezcla de intriga e incredulidad en la primera salida”. Luego de caminar unos 200 metros por un cerro y al iluminar con una linterna, a lo lejos asomaron “dos ojos verdes brillantes en la oscuridad. Facundo, el guía, nos dijo que había otro más, entonces la sensación se transformó en excitación y un poco de miedo, por qué no confesarlo”, se sincera.
Los pumas depredan grandes herbívoros, favoreciendo el desarrollo de la vegetación, removiendo animales enfermos, disminuyendo la posibilidad de contagio y proveyendo alimento a aves carroñeras amenazadas como el cóndor andino.
El segundo intento fue más intenso. Era casi medianoche, sin luna todavía, cuando salieron solo el guía con Gustavo. El ripio crujía bajo las ruedas de la camioneta. Entrando a una curva amplia, Facundo señaló con su linterna: “¡Ahí, a tu izquierda!”. En la oscuridad, López alcanzó a ver dos pumas al lado de un animal muerto, pero inmediatamente corrieron perdiéndose en la oscuridad.
López Krmac recuerda que Facundo, lejos de desanimarse, lo alentó a que siguieran más adelante, porque sabía que era muy posible encontrarlos al final de la curva. “Rápidamente maniobró la camioneta y a lo lejos nos pareció ver que cruzaban el camino subiendo a una loma”, describe el visitante.
Esta vez, el guía lo invitó a subir caminando a la lomada para verlos desde arriba. “Debo decir que por un momento dude en dejar la seguridad de la camioneta, pero decidí confiar en el guía” dice López. Subieron unos 150 metros hasta lo alto de la loma. Miraron del otro lado, pero nada. El guía recorría el paisaje con el haz de su linterna, pero aparentemente ya se habían ido.
“Ya resignados, comenzamos a bajar la loma de nuevo hacia la camioneta y cuando nos dimos vuelta, la luz de la linterna se tropieza ahí, a unos veinte metros nuestro, detrás de unos matorrales con un “bicho” imponente. ¡Quedé impactado! Era precioso y enorme, nos miró con displicencia y siguió caminando loma arriba”.
Este viajero, conocedor de otras experiencias en la naturaleza, destaca el trabajo de “El Choique Guía”. “Es excelente, muy cuidadoso, respetuoso y conocedor del terreno. Un verdadero baqueano además”.
El rol del puma es indispensable para el equilibrio del ecosistema de la Patagonia, debido a que es el depredador top de la cadena alimenticia. Determina el buen estado y funcionamiento al regular el número de herbívoros y carnívoros medianos, con un impacto positivo sobre la flora y fauna. Su avistaje es una herramienta mediante la cual, distintos operadores de la región, buscan reconectar a los turistas con la naturaleza.
López remarca que “aun cuando vayas con tu propio vehículo o con el del guía, o que tengas un snack o un vino para degustar, eso no significa nada si el guía no conoce el terreno y el comportamiento de los animales al detalle”.
“Tuve la posibilidad de hacer avistaje de fauna en Sudáfrica y debo decir que, más allá de que siempre es excitante ver a los animales en su hábitat natural, desde el punto de vista de la experiencia, lo esencial es contar con alguien que conozca la zona y las costumbres de las especies a avistar”.
Para los visitantes, la experiencia es totalmente recomendable: “Debo decir que, aunque hubiese que salir varias veces hasta avistar alguno, vale la pena!”