Tan solo el fin de semana pasado, trabajadores del Hospital Regional Río Gallegos denunciaron no tener calefacción en días que el termómetro marcó temperaturas bajo cero. “Un año después seguimos sufriendo la quita de nuestros derechos”, dijo Manuel Piris, uno de los enfermeros que hace un año estuvo al pie del cañón en la lucha e incluso fue detenido tras el acampe.
En ese entonces, sostenían que se les debía salario y el pago de guardias en días feriados o fines de semana. Cuando la situación estalló, cientos de enfermos hicieron una ola de manifestaciones al interior del hospital, como también afuera de este y en distintos ministerios.
Este año, el último reclamo que realizaron fue por su descontento hacia la disminución de sueldo de algunos enfermeros, en especial aquellos que tuvieron menos semestres en su casa de estudios, por lo cual ahora se les paga como técnicos.
Nuevamente, se visibiliza el trato hacia el personal de salud, a ese que durante la pandemia se les aplaudía al estar en la primera línea contra un virus letal, pero que hasta el día de hoy deben actuar frente a los ataques laborales y salariales que sufren.
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