La población de lobos marinos que habitan sobre la costa patagónica se recupera a una tasa del 6 por ciento anual, tras décadas de haber estado sometida a una intensa cacería con fines comerciales, según los estudios que lleva adelante el laboratorio de mamíferos marinos con sede en Puerto Madryn.
La doctora en Biología Florencia Grandi, investigadora del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR) que depende del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, confirmó que “la recuperación de las colonias, sobre todo de lobos de un pelo, se mantiene y esperemos que siga así”.
La especialista, en diálogo con Télam, confirmó que se encuentran procesando las 1578 fotografías que se tomaron el mes pasado en un relevamiento aéreo que se realizó en la costa centro y sur de Chubut que abarcó desde Puerto Rawson hasta Comodoro Rivadavia.
“Estamos procesando las fotografías que son muchas y el resultado de 7 horas de sobrevuelo sobre la zona costera que tiene muchos accidentes geográficos con islas, bahías, caletas, puntas y golfos” detalló.
Los investigadores realizan el relevamiento desde hace 40 años, aunque no de manera periódica por la falta de recursos económicos para realizar los monitoreos aéreos que “son costosos y de difícil logística”, reconoció Grandi.
El trabajo de campo se completará ahora en el laboratorio con el análisis de las fotografías para determinar la densidad y estado de las colonias y sus componentes entre machos, hembras, cachorros y juveniles.
Un primer dato que surge del sobrevuelo que se realizó a unos 150 metros de altura bordeando la costa atlántica al sur de la desembocadura del río Chubut, es que no se registraron nuevas loberías.
Los lobos marinos, sobre todo la variedad de un pelo, fueron cazados entre la década de 1920 hasta cerca de 1960, por el interés comercial para la industria peletera y también el aprovechamiento de la grasa.
Se estima que en la Patagonia norte existe una población de 70.000 lobos marinos aunque ese número es menor al sur de Península Valdés.
Los cálculos marcan que en toda la costa argentina hay cerca de 200.000 ejemplares.
Grandi explicó que “tanto el Otaria Flavescens (pelo marrón pardo) como el Arthocephalus Australis (pelo grisáceo oscuro), se están recuperando después de una historia a lo largo del tiempo en la que han sufrido disminución poblacional por cacería”.
En la actualidad, la especie está considerada en la escala de “preocupación menor” en cuanto al estado de conservación con una tasa de crecimiento que varía entre el 5,7% sobre el norte y el 8,1% en la costa austral, sobre el contorno de Tierra del Fuego.
Fuente: TELAM
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