Día internacional del rewilding: el proyecto que posiciona a Santa Cruz a la vanguardia de la restauración ecológica
Cada 20 de marzo, se celebra el Día Mundial del Rewilding, coincidiendo con el equinoccio de otoño en el hemisferio sur y de primavera en el norte. Este día fue instituido para resaltar la necesidad de recuperar los ecosistemas naturales, y las especies silvestres que hemos extinguido, adoptando la novedosa estrategia del “reasilvestrar”. A través de ella, se busca que los ecosistemas vuelvan a estar completos y funcionales, con todas sus especies originales presentes, especialmente aquellas que ejercen roles ecológicos fundamentales para la salud de los ambientes naturales.
Lo cierto es que, detrás de toda experiencia de restauración de un ecosistema, hay un proceso que incluye la participación del sector privado, del Estado en todas sus formas y de las comunidades vecinas, en una práctica ciudadana que siempre resultará virtuosa.
En el caso de Parque Patagonia, en el noroeste de Santa Cruz, la Fundación Rewilding Argentina pudo afianzar un equipo de expertos que hace tres años proyectaron escenarios que, poco a poco, van mostrando que es posible la regeneración de los ecosistemas. “Lo que queremos es que las especies nativas no solo estén presentes, sino que lo estén en número suficiente para impactar en los ecosistemas, que sus roles ecológicos tengan un impacto”, afirma Sebastián di Martino, director de Conservación de Rewilding Argentina.
El modelo es el de la producción de naturaleza, que incluye la creación de grandes parques como el Patagonia en Santa Cruz, Parque Patagonia Azul en Chubut, Iberá en Corrientes, y El Impenetrable en Chaco. “En esos los lugares implementamos el rewilding, tratando de traer especies claves, haciendo foco en las que tienen roles ecológicos muy importantes, y que cuando faltan, el ecosistema se degrada mucho” explica. Pueden ser grandes carnívoros, como el puma o el yaguareté, o herbívoros como el guanaco, el choique o el huemul.
En la estepa patagónica, los humedales ocupan menos del 5 % de la superficie, y a la vez albergan una gran biodiversidad. Muchos se encuentran muy biodegradados por la concentración de actividades como la ganadería o la agricultura.
A solo 3 años de haberse iniciado, la regeneración del humedal en la cuenca del Cañadón Caracoles muestra signos alentadores que permite llegar a este 20 de marzo, Día Mundial del Rewilding, con las esperanzas intactas.
En el Cañadón Caracoles, se empezó por eliminar amenazas. “Removimos alambrados que impedían el paso de fauna para que usen el humedal. Se retiró el ganado doméstico y con el, la práctica de incendiar los juncales para favorecer cierto tipo de especies. Se reencausaron aguas, que muchas habían sido canalizadas para regar otros ambientes secando las lagunas. Se controlaron especies vegetales exóticas, como sauces y álamos, y algunas animales como el visón americano, un gran depredador de aves, pequeños mamíferos y anfibios”.
“El Parque Patagonia, a simple vista, se va recuperando. Al no haber tanto caballo cimarron o ganado doméstico, las vertientes mismas tienen mayor capacidad de generación de agua, con pastizales superfrondozos, verdes, florecen y ensemillan. Nos falta, es un proceso de años para decir que el ecosistema ya se volvió más resiliente, pero los signos de recuperación son evidentes”, destaca Emanuel Galetto, coordinador del equipo de Rewilding en Parque Patagonia.
Un ejemplo de esta recuperación es “el caso de los juncales, que triplicaron su superficie desde que empezamos”, explica Sebastián. “El humedal se extendió muchísimo más porque se alimentan de aguas de vertientes. Cuando se degrada mucho la vegetación, el agua se seca rápido, se evapora. Con la recuperación de la vegetación esa agua discurre mucho más en el cañadón y hoy el humedal ocupa una superficie muchísimo mayor. Hay muchas más lagunas, que antes se secaban durante el verano, hoy ya no ocurre”
Esta recuperación de humedal, trae consigo un caso emblemático, como lo que está ocurriendo con la gallineta chica, una especie autóctona para la cual los juncales son fundamentales, ya que vive en ellos. “Es una especie amenazada y que probablemente en este juncal de El Unco tenga una de sus mejores poblaciones. Es una recuperación increíble. Hoy es una especie bastante común o abundante en este juncal. Comparado a cuando iniciamos este proyecto, creemos que hay ocho veces más”, agrega.
El objetivo es sacar a esta especie de su categoría de peligro. Quizás, y que en un futuro no muy lejano, los juncales de Parque Patagonia sirvan de fuente de gallinetas para translocarlas y recuperar otras áreas donde se haya extinguido (habitó toda la Patagonia hasta el sur de la provincia de Buenos Aires).
Di Martino explica que otras de las acciones que se hicieron, fue traer otras especies nativas que habian desaparecido localmente, como el coipo —un roedor acuático— o el chinchillón anaranjado, que si bien no está relacionado directamente con el agua, era fundamental para el ambiente del cañadón. Además, hace un tiempo se trabaja para traer al huemul, que es —junto al guanaco— otro de los grandes herbívoros que habitaron la zona.
El modelo de producción de naturaleza genera economías locales relacionadas con la presencia del parque y su vida silvestre. Es entonces imprescindible el apoyo social que, luego, se traducirá en apoyo político. “Creemos que hay muchos más apoyo social, que hay más vínculo de la comunidad con el Parque Patagonia y con la vida silvestre. Mucha más gente está empezando a trabajar en turismo de naturaleza, en observación de fauna”. Un pionero de ello, es Facundo Epul, con la observación de pumas, una actividad que no tiene precedentes en Argentina y que de un tiempo a esta parte, se va afianzando. “También se hacen actividades educativas, como es el caso de los chicos del Club de la Naturaleza, o los Exploradores de Parque Patagonia”, que este verano ha tenido récord de participación.
“En El Cañadón Caracoles, estamos generando un ejemplo de restauración muy sobresaliente de un humedal a nivel patagónico”, señala Di Martino, y —sin dudas— ese entusiasmo coincide con la definición que hace años el escritor norteamericano Richard Preston dio: “el rewilding trae de vuelta la naturaleza, trae bienestar para las comunidades locales y, sobre todo, trae alegría para nuestras almas”.
FUENTE: Agencia Ambiental