La reconocida pianista criticó al gobierno por la demora y suspensión de becas y asistencia para músicos.
“Si el Estado no apoya y contribuye a la cultura, el futuro es realmente peligroso”, advierte la artista en una carta donde pide la continuidad de las becas que llevan su nombre.
Argerich dio a conocer hoy una carta con su firma, desde Barcelona, en la que se expresa sobre el programa de Becas Martha Argerich, creado en 2021 por iniciativa del maestro Rolando Goldman, con la colaboración de Eduardo Hubert, y que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Las becas, que son bianuales, debían haberse reiniciado en febrero. A su vez, denuncia que a la mitad de los profesores del Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles, actualmente sin un director a cargo, no les renovaron el contrato.
En marzo de 2021 el Maestro Rolando Goldman me propuso, con la colaboración de Eduardo Hubert, crear las Becas que llevan mi nombre (Becas Martha Argerich), dentro del ámbito del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina -escribe la genial artista-. Me pareció una buena idea con la finalidad de ayudar a jóvenes músicos de las Orquestas Infantiles y Juveniles de los barrios populares para que pudieran hacer una capacitación intensiva con sus instrumentos musicales”. Los becarios son jóvenes mayores de dieciocho años que participan del Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles, que Goldman dirigió hasta 2023.
“A partir de ese momento, 35 jóvenes fueron elegidos por un jurado de figuras reconocidas en nuestro país. Algunos de los estudiantes de la Primera Beca Bianual Martha Argerich, luego fueron contratados y se convirtieron en Profesores de las Orquestas. De ese modo, pudieron transmitir lo aprendido a otros jóvenes. Y les cambió la vida en cuanto a su futuro, de manera notoria”. La mitad de los contratos del plantel de profesores ligados al Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles no fue renovada por el Gobierno. Argerich fue nombrada “madrina” de este programa.
“En 2023 una nueva camada de 40 jóvenes de todo el país, se incorporaron a las Becas -prosigue Argerich-. El trabajo que han realizado es muy importante, y una cantidad de docentes los están formando con indudable seriedad, dedicación y mucho amor”.
“Lamentablemente, las autoridades del Gobierno nacional de mi país decidieron interrumpir las Becas (que debieron comenzar en febrero de este año) y despidieron a esos, y otros profesores de las Orquestas Infantiles. De esta manera están privando a los jóvenes la oportunidad de tener un brillante futuro musical”.
“Yo misma he recibido el apoyo del Estado Argentino cuando era jovencita, y eso fue fundamental para mi formación y posterior carrera artística. Si el Estado no apoya y contribuye a la cultura, el futuro es realmente peligroso”, advierte la artista.
Y concluye: “Lamento profundamente que ahora muchos queden sin esa posibilidad. Sé que también están quitando el apoyo a numerosos espacios de la cultura. Si no se apoya a la cultura, el futuro de los niños y jóvenes, y de todo el pueblo, corre peligro. Confío en que las autoridades vuelvan a pensar en continuar de alguna forma con estos programas”.
Con apoyo del Estado, en 1955 Argerich pudo viajar a Europa para continuar sus estudios musicales. Dos años después, ganó las competencias de piano de Bolzano y Ginebra y, en 1965, el Chopin Internacional de Varsovia.
En 1954 se había encontrado con el presidente Juan Perón en la residencia presidencial. “Yo tenía un poco más de doce años, había tocado en el Teatro Colón y Perón me había dado una cita en la residencia presidencial -reveló la artista en 1999, en la revista Clásica-. Mamá preguntó si podía acompañarme y le dijeron que sí, por supuesto. Yo no era muy peronista; me acuerdo de que siempre estaba pegando por todos lados papelitos que decían ‘Balbín-Frondizi’. Fue muy agradable, él era muy encantador, era simpatiquísimo y entendía mucho a la gente, tenía mucha empatía. En cierto momento mi mamá le dijo: ‘Estaría bien si Marthita fuera a tocar para el concierto de la Unión de Estudiantes Secundarios, la UES’. Él me miró y vio que yo puse una cara de que no quería. Entonces por debajo de la mesa me hizo ‘no’ con un gesto y a mi mamá le dijo: ‘Claro, por supuesto, señora’. Y parece que yo debo haber puesto una cara bastante reveladora de que la idea no me gustaba, porque Perón le empezó a seguir la corriente a mamá, diciéndole ‘por supuesto señora, vamos a organizarlo’, mientras me guiñaba un ojo y, por debajo de la mesa, me hacía con un dedo que no. Él la estaba cargando a mamá y a mí me tranquilizaba. Se dio cuenta de que yo no quería. Fantástico, ¿no? Y le dio un trabajo a mi papá. Lo nombró agregado económico en Viena. Y a mamá le dijo que le parecía que ella también era muy inteligente, emprendedora y capaz y le consiguió otro puesto en la embajada. Se dio cuenta de que yo no quería”. En Viena, Argerich estudió durante dieciocho meses con Friedrich Gulda, y luego en Ginebra con Madeleine Lipatti y Nikita Magaloff.
Al ser consultado por LA NACION, Cifelli atribuyó la demora a la “transición administrativa” de un gobierno a otro. “Me gustaría hablar con ella y explicárselo -agregó-. El programa sigue”.
“Creo en la buena voluntad de Cifelli y su equipo -dijo luego Goldman a este diario-. Tal vez las decisiones sobre los despidos o la no renovación de los contratos del Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles no dependen de él”.
Fuente: LA NACION
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