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EL GOBIERNO ENTREGO A FELIPE ALVAREZ A MILEI

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EL GOBIERNO ENTREGO A FELIPE ALVAREZ A MILEI

Renuncia de Diego Álvarez: el lobbista riojano que favoreció negocios privados en Santa Cruz

 

La reciente renuncia de Diego Felipe Álvarez, Secretario de Estado de Mediación y Asuntos Estratégicos de Santa Cruz, destapa un entramado de negocios y favoritismos que ha generado fuertes cuestionamientos hacia la administración de Claudio Vidal. Álvarez, un político riojano de carrera que ocupó un puesto clave en la provincia, dejó su cargo sin haber residido ni un solo día en Santa Cruz, pero cobró un sueldo de privilegio, notablemente superior al promedio, en una provincia donde los empleados públicos ganan sueldos que no alcanzan la línea de la pobreza.

A lo largo del año que pasó en funciones, Álvarez se convirtió en una figura controvertida por su papel como gestor de licitaciones polémicas, donde se priorizaban intereses privados y externos por encima de las necesidades de empresas locales. Su influencia en la asignación de contratos despertó críticas, especialmente en relación con la licitación a empresas ligadas a Luis Barrionuevo, el sindicalista y empresario de peso a nivel nacional. Esta licitación denunciada de extremadamente dirigida, generó suspicacias y denuncias de favoritismo en favor de Barrionuevo, lo que muchos califican como una maniobra a medida de intereses externos.

Otra controversia en su gestión fue el programa social Quelech, un fondo destinado a las comunidades vulnerables de Santa Cruz. Bajo la dirección de Machiavelli, el programa ha sido señalado por manejos opacos y posibles desvíos de recursos hacia empresas sin trayectoria en la región. Los críticos señalan que Quelech terminó siendo una plataforma para beneficiar a los contactos estratégicos de Álvarez en lugar de cumplir su función social, este mismo grupo tiene denuncias similares en distintas provincias del país.

Álvarez llegó a Santa Cruz avalado por una carrera política en La Rioja y tras una breve representación de la provincia en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), donde supuestamente debía canalizar proyectos y fondos para el desarrollo regional. Sin embargo, sus aportes en el CFI resultaron nulos, dejando pocas evidencias de beneficios concretos para Santa Cruz y más bien consolidando su red de contactos empresariales y sindicales.

La publicación de su renuncia en el Boletín Oficial se dio con llamativa rapidez, en contraste con la aún pendiente oficialización de la dimisión del ministro de Trabajo Julio  Gutiérrez, quien también renunció bajo críticas por su gestión en un contexto de crisis de gabinete. Este contraste y la controversial salida de Álvarez dejan abiertas varias interrogantes sobre los verdaderos intereses detrás de los contratos de su gestión.

La administración de Claudio Vidal enfrenta ahora una presión renovada por demostrar su compromiso con la transparencia y el bienestar de los santacruceños, quienes han visto cómo se priorizan intereses externos mientras la provincia enfrenta desafíos económicos urgentes y la mayoría de sus empleados públicos apenas alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. La salida de Álvarez y la revisión de sus acuerdos marcan un momento crucial para el futuro político y económico de Santa Cruz.