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LA ÚNICA OBRA EN MARCHA ES EL RELATO

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LA ÚNICA OBRA EN MARCHA ES EL RELATO

DOCENTES VAGOS, MÉDICOS EN PANTUFLAS Y MUNICIPALES SIN OBRA SOCIAL
LA REVOLUCIÓN DEL ODIO AL EMPLEADO PÚBLICO

Santa Cruz se ha convertido en tierra fértil para la fábula institucional. Ya no se gobierna: se declama. Ya no se gestiona: se actúa. El guión está armado. Los paros se convierten en picnic, los docentes en golpistas o terroristas, los médicos en ñoquis en pantuflas, y el resto del empleo público… bueno, en vagos con privilegios que deberían “probar con laburar en el privado”.

En esta tragicomedia, el secretario de Medios, Sergio Bucci, se asume protagonista. Fue a InfoRadio con el entusiasmo de quien cree estar haciendo historia. Entre cifras, consignas y acting radial, anunció que un docente ingresante cobra “más de un millón de pesos”, que “Santa Cruz duplica a Chubut” y que los aumentos “ya rondan el 40%”. Todo de memoria, como un chico aplicadísimo al libreto.

Pero como en todo cuento de hadas oficialista, la magia desaparece al mirar el recibo: el salario neto promedio docente es de $1.034.176. Y eso si hay gas. O gasistas. Porque las escuelas, esas que Bucci promociona con flashes de última hora, todavía tienen goteras, aulas sin calefacción y obras que aparecen como hongos después de la lluvia… o antes de una paritaria.

El Estado como enemigo

La estrategia es clara y burda: generar descontento entre empleados publicos para disciplinarlos por la vía de la desinformación. ¿Los trabajadores de los ministerios piden aumento? Que prueben laburar en el privado, “porque son vagos”. ¿Los médicos reclaman? Ñoquis en bata, privilegiados con café y pantuflas. ¿Los judiciales? Casta con coronita. ¿Los municipales? Ni jubilación ni obra social deberían tener: bastante tienen con existir.

Y los docentes, que hasta hace unos años eran héroes de pandemia, hoy se transformaron en el nuevo blanco del ajuste narrativo: “gremialistas kirchneristas”, “que hacen paro por Fuentealba”, “vacacionistas disfrazados de educadores”. Como si recordar a un maestro asesinado fuera un recreo con vianda y reposera.

La consigna es una sola: dividir y aislar. Convertir a cada estatal en sospechoso. Fragmentar el reclamo. Quitarle legitimidad. Y mientras tanto, sostener el acting con pintura fresca en las paredes, cámaras encendidas y carpetas llenas de fotos de rodillos y escalera.

Selfies en vez de soluciones

Santa Cruz es adicta a las frases rimbombantes. Un lugar donde la política sustituyó el plan de infraestructura por selfies con brocha. Donde los funcionarios actúan con más entusiasmo frente a una cámara que ante una escuela sin calefacción. Donde los aumentos se anuncian al aire, pero nunca llegan a los bolsillos. Donde se acusa de paro vacacional mientras se naturaliza que falte gas en invierno.

Y mientras el gobierno se desvive por vender su relato, ADOSAC acumula 23 días de paro en 2025. No por capricho, sino por urgencia. No por ideología, sino porque la escuela pública se cae a pedazos. En silencio. Entre goteras, calefactores que no andan y chicos que aprenden a temblar antes que a leer.

La helada y el humo

Santa Cruz no necesita más frases de rimbombantes. Necesita planificación seria, inversión real y docentes motivados. No políticos con eslóganes reciclados y pinceles en mano. Porque mientras el show brilla, la realidad se apaga. Y lo único que calienta las aulas hoy… es la bronca.