LA MINISTRA QUE GENERÓ EL DÉFICIT AHORA FUE PREMIADA PARA CONTROLARSE A SÍ MISMA

CRISIS, DÉFICIT Y PREMIOS INTERNOS

La ministra que creó el déficit ahora es la encargada de auditarlo

En menos de dos años, el Gobierno de Claudio Vidal llevó a Santa Cruz de un superávit histórico a un déficit sin precedentes. En medio del desastre financiero, la ministra de Economía es “ascendida” a un organismo de control que debería revisar… su propia gestión. Más cargos, más sueldos altísimos y ninguna autocrítica.

 

En cualquier manual de administración pública, esto sería un caso de estudio.
En Santa Cruz, es un miércoles más.

El Gobierno de Claudio Vidal decidió mover a la ministra de Economía —sí, la misma que en tiempo récord administró la caída del superávit provincial hasta convertirlo en un déficit monumental— a un organismo de control.
¿La misión? Revisar lo que ella misma hizo.

Es  como pedirle al zorro que haga el inventario del gallinero.

El nivel de absurdo solo es comparable con el nivel de irresponsabilidad fiscal: en menos de dos años, Santa Cruz pasó de tener las cuentas equilibradas y sin deuda a un rojo histórico que compromete a la próxima década.
Y lejos de asumir errores, la solución del Gobierno es premiar a los responsables con nuevos cargos, nuevas estructuras y nuevos sueldos altísimos.

Porque la crisis es para la gente, pero las designaciones VIP siguen sin pausa.
Ahí aparecen los nuevos vocales, otro gasto innecesario creado en plena tormenta financiera. Cargos que no aportan soluciones, pero sí generan más salarios de seis cifras para seguir agrandando un Estado que solo se sostiene en la lógica del amiguismo.

Mientras la inflación pulveriza los sueldos y la inseguridad crece, la respuesta oficial es siempre la misma: más cargos, más gastos, más improvisación.
Ni siquiera Castro, protagonista de uno de los episodios más desopilantes del último año, logra tapar el verdadero problema: la gestión vive en un loop donde cada error se transforma en un ascenso.

La síntesis es brutal:
Un Gobierno que destruyó las cuentas, que no tiene rumbo, que construye poder a fuerza de designaciones, ahora instala a la ministra responsable del descalabro financiero como auditora de su propio desastre.

Santa Cruz no merece funcionarios que se autoevalúan, se autopremian y se autoprotegen.
Merece un Gobierno que rinda cuentas.
Y que al menos recuerde que los cargos se crean para servir al pueblo, no para blindarse entre amigos.