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EL MUNDO DEL REVÉS: VIDAL TOMÓ DEUDA PARA PAGAR SUELDOS DE CARGOS QUE NO EXISTEN

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EL MUNDO DEL REVÉS: VIDAL TOMÓ DEUDA PARA PAGAR SUELDOS DE CARGOS QUE NO EXISTEN

EL MUNDO DEL REVÉS: DEUDA PARA PAGAR SUELDOS… DE CARGOS QUE NO EXISTEN

Hay decisiones que no entran en ninguna lógica. Y después está lo que pasó en la Legislatura santacruceña, que ya directamente juega en otra dimensión. No solo sesionaron un 24 de diciembre sino que en la misma sesión en la que el Gobierno reconoció un déficit desbordado, pidió tomar deuda para poder pagar sueldos y pintó un panorama económico casi apocalíptico, se aprobó algo difícil de explicar sin ruborizarse: pagar salarios a cargos que todavía no existen.

Sí, leyó bien.

Cargos inexistentes.

Personas que no trabajan.

Sueldos que igual se pagan.

El mundo del revés, versión Vidal.

Mientras el discurso oficial repite que “no hay plata”, que “la situación es crítica” y que “hay que hacer sacrificios”, el mismo Estado decide destinar recursos a estructuras fantasma. No a médicos, no a docentes, no a policías, no a servicios esenciales. A cargos inventados, sin funciones reales, sin designación efectiva y sin prestación alguna.

Y todo esto ocurrió sin escándalo, sin debate serio y, lo más grave, con el aval silencioso de los legisladores, que miraron para otro lado y levantaron la mano como si nada. Legisladores que después se indignan en redes, pero a la hora de votar se hacen los distraídos.

La escena es grotesca:

– Hay déficit.

– Se toma deuda para pagar sueldos.

– Y con esa misma plata se pagan sueldos que no deberían existir.

Si esto no es una estafa moral, se le parece bastante.

En cualquier lógica básica de administración, primero se ordena, después se crea estructura y recién al final se paga. Acá es al revés: se paga primero, se inventa después y se explica nunca. Los ñoquis ya no esperan el 29: ahora cobran antes de nacer.

Lo más preocupante no es solo la decisión del Ejecutivo, sino la complicidad legislativa. Porque nadie frenó esto. Nadie pidió explicaciones. Nadie dijo “che, ¿no será mucho?”. Se aprobó y listo. Total, la deuda la paga otro. O mejor dicho: la pagamos todos.

Después se preguntan por qué la gente descree, por qué hay bronca, por qué el hartazgo crece. La respuesta está a la vista: mientras se ajusta por abajo, se derrocha por arriba. Y mientras se pide paciencia a la sociedad, se financian privilegios que no existen ni en el papel.

El Gobierno habla de responsabilidad fiscal.

La Legislatura habla de acompañar.

La realidad muestra otra cosa: un sistema que se autopremia incluso cuando admite que está fundido.

Bienvenidos al mundo del revés.

Versión Vidal.