Moderna es más efectiva que Pfizer
En medio de las preocupaciones por la protección ofrecida por las vacunas contra las distintas variantes del COVID-19, y su eficacia a largo plazo, un informe publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) encontró que la dosis de Pfizer es significativamente menos efectiva para prevenir casos graves de enfermedades a largo plazo, que la de Moderna.
Los datos recopilados entre marzo y agosto sugieren que el antígeno de Pfizer-BioNTech reduce el riesgo de ser hospitalizado por COVID-19 en un 91% en los primeros cuatro meses después de recibir la segunda dosis. Sin embargo, después de los 120 días, la eficacia se reduce al 77%.
Mientras tanto, la vacuna de Moderna fue 93% efectiva para reducir el riesgo a corto plazo de hospitalización por coronavirus y siguió siendo 92% efectiva después de 120 días.
Los sorprendentes hallazgos se produjeron cuando un panel asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) recomendó no ofrecer dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer a todos los estadounidenses mayores de 16 años. En una reprimenda contundente, 16 de los 18 expertos indicaron a la agencia que no había reunido datos suficientes para convertir una tercera inyección en la norma.
En largas sesiones informativas para el panel, los representantes de Pfizer señalaron los resultados de los ensayos clínicos con 306 participantes, en su mayoría sanos, para argumentar que un refuerzo “restaura” la tasa de efectividad del antígeno del 95% observada anteriormente en la pandemia.
Los funcionarios de la compañía también promocionaron evidencia de Israel, país que aplicó dosis de refuerzo después de ver un aumento en las hospitalizaciones entre las personas que estaban completamente vacunadas. Esos ingresos a los nosocomios se redujeron drásticamente después de que se administraron las terceras dosis, señalaron científicos israelíes.
Pero los miembros del panel dejaron en claro que, a pesar de la postura agresiva de Pfizer, no había reunido suficiente evidencia de que una tercera inyección fuera segura para los jóvenes y para aquellos con menor riesgo de enfermarse gravemente con COVID-19.
“Necesitamos datos específicos por edad” sobre los beneficios de seguridad y protección de un refuerzo adicional, indicó el Dr. Ofer Levy, miembro del panel que dirige el programa Precision Vaccines en el Boston Children’s Hospital.
La autorización de la FDA para las dosis de refuerzo para todos los mayores de 16 años se consideraría algo “cercano a un mandato”, explicó el Dr. Eric Rubin, miembro del panel y experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard. A Rubin le preocupaba que tal movimiento pudiera redefinir lo que se necesita para ser considerado completamente inoculado contra el COVID-19.
Una vez que las vacunas de Moderna y Pfizer se lanzaron al público, sus registros de prevención de hospitalizaciones por COVID-19 en los primeros cuatro meses fueron muy similares: 93% y 91% de efectividad, respectivamente. Pero el grado de protección divergió después de eso.
Cuando se centraron específicamente en el período de 120 días después de la segunda dosis, los autores del estudio encontraron que el antígeno de Moderna seguía siendo 92% efectivo para prevenir las hospitalizaciones por COVID-19. Pero la cifra equivalente para la vacuna de Pfizer fue del 77%.
Tanto los antígenos de Pfizer como de Moderna se basan en la tecnología de ARNm, que envía instrucciones temporales a las células musculares del cuerpo que le ayudan a aprender a reconocer la proteína de pico, una parte clave de la estructura del coronavirus. Pero, “en realidad, no son necesariamente intercambiables”, indicó el Dr. Timothy Brewer, profesor de medicina y epidemiología en UCLA.
Fuente: FDA
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