A 7 años del primer Ni Una Menos, ¿cuál fue el origen de la movilización que se expandió en todo el continente?
En mayo del 2015, un brutal femicidio sacudió a la ciudad de Rufino, Santa Fe. Fruto del desamparo, lo que no se vio venir fue una movilización que se convirtió en un punto de partida para América Latina y España en la lucha contra la violencia machista.
El 3 de junio de 2015 nace Ni una menos como una expresión masiva motivada por la impotencia ante el terrorífico femicidio de Chiara Páez en Santa Fe en manos de quien fuera su novio, Manuel Mansilla. Como consecuencia del brutal crimen, miles de mujeres se movilizaron en todo el país para poner en discusión la violencia machista y para pedir, como cada año desde aquel entonces, medidas para ponerle fin a las expresiones de odio por motivos de género.
Ni Una Menos fue la consigna que logró convocar y sintetizar una impotencia que se expandió en todo el continente, porque no se trata solamente de la Argentina sino de decenas y decenas de países en los que las mujeres están expuestas a la misoginia en cualquiera de sus dimensiones.
Corría mayo del 2015 y Chiara, embarazada de dos meses, fue asesinada a golpes por su novio, Manuel Mansilla y enterrada en el patio de la casa de los abuelos del femicida. La brutalidad del hecho desencadenó una reacción en las mujeres a nivel masivo, pero más por una cuestión de acumulación que de sorpresa ante el horror: lo que le pasó a Chiara no fue un hecho aislado, sino uno más de otros tantos en un país en el que una mujer es asesinada cada 27 horas.
En medio del horror generalizado, la periodista Marcela Ojeda lanzó un desafío a través de sus redes sociales: “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales … mujeres, todas, bah.. ¿no vamos a levantar la voz? NOS ESTAN MATANDO”.
Decenas de mujeres respondieron al tuit de Ojeda y el resultado fue que, a los pocos días, ya se había determinado una fecha y una consigna que, a siete años, sigue vigente: Ni Una Menos. La movilización de miles y miles de mujeres en 80 ciudades de la Argentina, se convirtió en el inicio de un movimiento que se expandió en América Latina y hasta en España.
El femicidio de Chiara Páez
Según reconstruyó el juez Adrián Godoy, quien juzgó a Manuel Mansilla y lo condenó a 21 años de prisión, la relación de ambos había empezado en octubre de 2014, pero terminó en febrero de 2015, dos meses antes de que Mansilla la asesinara.
El 9 de mayo de 2015, apenas unos días después de haber cumplido 14 años, Chiara se juntó con sus amigas y a las doce de la noche fue a la casa de Manuel, como habían acordado, y estuvieron en el galpón ubicado en el patio de la vivienda.
Al principio, el deseo de Chiara no era tener al bebé que esperaba y el de Manuel tampoco. Pero, aparentemente, con el correr de la conversación, la adolescente habría insinuado que cambió de idea.
Lo que reconstruyó el juez Godoy es que el femicida le aplicó a Chiara un corte de seis centímetros en el lado izquierdo del cuello con un cuchillo. Luego, “la tomó, con una mano, del cuello; y con otra mano, de la cabeza, para comenzar a golpearla contra el suelo y contra la mesa de trabajo del galpón abierto. Así, hasta que la chica dejó de mover sus piernas”.
En febrero de este año, la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe anuló la pena de 21 años y 6 meses de prisión al femicida y ordenó que sea nuevamente juzgado por un tribunal de la Justicia de Menores.
El fallo, que se había pronunciado el 27 de diciembre, establece que es aplicable al caso una sanción correspondiente a la “tentativa de homicidio”, cuya escala penal va de 10 a 15 años, al fundar su resolución en el régimen juvenil penal (porque Mansilla era menor de edad al momento de asesinar brutalmente a Chiara).
De este modo, tras haber cumplido casi siete años en la cárcel, Mansilla podría acceder al beneficio de salidas transitorias en caso de que la condena se amolde a lo planteado por la Corte.
Fuente: Ambito
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