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EL PARQUE PATAGONIA SUMA EXPERIENCIAS SENSORIALES

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EL PARQUE PATAGONIA SUMA EXPERIENCIAS SENSORIALES

La Patagonia como inspiración para cocinar los sabores y aromas de la estepa

Comer es, de algún modo, la mejor forma de conocer el sabor que tienen los paisajes. Con ingredientes regionales y la expertise de un chef patagónico, el Parque Patagonia suma experiencias sensoriales a las bellezas del noroeste santacruceño.

Por definición, la cocina regional debe reflejar en sus ingredientes la vasta diversidad del entorno natural y cultural, además de la creatividad de las comunidades. Al mismo tiempo que busca incorporar prácticas cotidianas, reforzando los lazos socioculturales.

Esas premisas dieron forma al menú que disfrutan los turistas que se hospedan en La Posta de los Toldos, en el Parque Patagonia y que tienen en la larga experiencia del chef patagónico David Vogliano, la garantía de que la selección de los ingredientes respetará lo mejor de la cocina de la región.

David es patagónico, de Comodoro Rivadavia. En 2022,  se incorporó a distintos proyectos que impulsa Rewilding Argentina, llevando sus exquisiteces primero a Parque Patagonia, luego en el glamping Los Palmares, en el Impenetrable chaqueño, y ahora nuevamente en el noroeste santacruceño, en La Posta de los Toldos.

 

 

“El ambiente ayuda a que se sienta incluso la comida más casera”, afirma David. El menú al que le dio forma incluye cordero al disco, braseado o en guiso, ideal para hacerle frente a una jornada de caminatas. También incluye opciones veganas, vegetarianas y celíacas. “Todo con frutos de la Patagonia”.

 

 

La Posta de Los Toldos es un refugio y también un centro de actividades para el turismo de naturaleza. Además de sus cuartos con baño privado, en sus acogedores espacios comunes, los visitantes descansan de las múltiples actividades que ofrece el paisaje de la estepa patagónica y al que la comida suma placeres.

“Casi toda la elaboración la hacemos casera, las masas, las tapas para las tartas. Trabajamos con Melisa, una cocinera que viene de Buenos Aires y hace todas las recetas dulces, todo casero”.

 

 

Aunque la dinámica de cocinar en la estepa es totalmente distinta a la adrenalina de cocinar en un gran restaurante, David rescata esta nueva forma de relacionarse con los comensales que llegan desde todo el mundo. “Cocinarles a los turistas extranjeros, a los locales, con un menú especial para todos, es mucho más tranquilo. Me gusta porque puedo hacerles conocer la comida nuestra. Eso me produce mucha satisfacción”.

 

 

A la vuelta de alguna de las expediciones, en las charlas en la gran mesa comunitaria del comedor, los viajeros cuentan deslumbrados sobre las imponentes bellezas del Parque. “Los turistas quedan impactados, muy contentos con la Cueva de las Manos, la Bajada de los Toldos, el cañadón del río Pinturas”.

“Creo que este rinconcito de Patagonia tiene algo especial. Tener a los choiques, a los guanacos, acá dando vuelta como parte de nosotros, impacta y a mí me gusta mucho”, cuenta David. “Otra cosa que me gusta mucho es el cielo. La vista que tenemos al cielo acá, no la cambio por nada. La salida de la luna, muchas estrellas fugaces, luces en el cielo que pasan veloces, son cosas que en la ciudad no se ven”.

Las cocinas típicas constituyen parte del patrimonio intangible de las comunidades. Son identidad y pieza fundamental de las economías regionales y locales. Como las sendas que guían a los visitantes entre las bellezas de la estepa, los platos de David y Melisa son también una forma de adentrarse en esos paisajes moldeados por los vientos y en la manera de ser de los hombres y mujeres que hacen de la Patagonia un lugar único.