El “acuerdo histórico” no llega, las negociaciones están congeladas. Desencuentro entre el gobernador y el CEO de YPF, la tensión sube. No saben que hacer con los pasivos ambientales. El resultado van a ser despidos aunque Vidal no quiera.
En las primeras conversaciones entre Claudio Vidal y Horacio Marín, cuando todo era alegría y felicidad, el gobernador le pidió al presidente de YPF 1.000 millones de dólares para su salida de Santa Cruz. Desde hace más de 15 días, cuando el gobernador dejó plantado a Marín, las negociaciones no avanzaron más.
“Buen día!! En el día de hoy se realizó una reunión donde se informó que YPF entregará las áreas a Fomicruz y aún están a la espera de la firma de YPF y el Gobernador!!Una vez firmada, FomiCruz dará a concesión todas las áreas de la provincia.
Hasta el 31 de agosto seremos YPF a partir del 1 de Septiembre deberemos estar encuadrado bajo la compañía que haya ganado la licitación y absorba el área. Todas las personas serán indemnizadas y quedarán con empleo durante una año en la nueva operadora!!”
Con ese mensaje que circuló la semana pasada entre los trabajadores de YPF, la empresa petrolera da cuenta que está dispuesta a pagar los sueldos de sus empleados durante un año para no asumir los costos sociales de la ola de despidos que se dará en las áreas que le devuelva a la provincia. No sin antes avanzar con los retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas.
La provincia e YPF planean entregar todas las áreas (El Cordón – Los Perales –Cerro Guadal Norte – Barranca Yankowsky – Los Monos – Lomas del Cuy – Cañadón Vasco – Cañadón Yatel – El Guadal – Pico Truncado – Las Mesetas – Cañadón León – Cerro Piedra – Meseta Espinosa – Cañadón de la Escondida – Las Heras) a FomiCruz, y es la empresa estatal provincial la que licitará las áreas a las nuevas operadoras.
Mientras tanto YPF garantiza la producción de los yacimientos, hasta que la nueva operadora se haga cargo definitivamente de la explotación. Pero no es un camino de rosas: los niveles gerenciales de la compañía petrolera estatal están recortando fuertemente el mantenimiento de los yacimientos, y los pozos que tienen baja producción neta no se reparan, y así la producción está en declive. Ya cayó un 5% y se espera que siga esa curva, que también impacta en el mismo sentido en las regalías que ingresan a las arcas provinciales.
YPF pretende y exige indemnidad ambiental y laboral en su salida de Santa Cruz. Respecto de los pasivos ambientales la situación se presenta confusa. Cifras como 3.500 millones de dólares o que cantidad de piletas de agua de producción hay son inciertas. Según la petrolera, serían 40 millones de dólares los que debiera abonar en concepto de pasivos ambientales, y los quiere poner dentro de la cifra que acuerde con la provincia por su salida.
La incertidumbre reina también entre las contratistas que brindan servicios petroleros, saben que las nuevas operadoras van a exigir fuertemente eficiencia para bajar los costos de producción, y esa eficiencia se traduce en baja de puestos laborales en los yacimientos de la cuenca del Golfo San Jorge. También saben que si el precio del barril de petróleo desciende de 70 dólares (el valor actual ronda los 80 dólares), la situación en la región va a volverse oscura para los trabajadores y las empresas.