Mil dólares por nada: la renta básica universal ya se prueba en el mundo y estos son los resultados
Cientos de experimentos se llevan a cabo para medir la eficacia y conveniencia de dar un ingreso fijo a todos los habitantes. Uno de los últimos estudios generó controversia por su impacto en el tiempo de trabajo de los beneficiarios. ¿El avance de la inteligencia artificial puede volver necesaria esta política social?
Desde septiembre de 2022, Elinor O’Donovan cobra 1.400 euros al mes sin ninguna contraprestación. Ella se postuló para un programa piloto que se organizó en Irlanda, denominado Renta Básica para las Artes, y fue una de las dos mil seleccionadas. Solo tuvo que demostrar que efectivamente era una artista: presentó pruebas de que pertenecía al Visual Artists Ireland, pruebas de que había recibido financiación del Arts Council of Ireland y comprobantes de que recibía la exención fiscal para artistas sobre sus ingresos. Después el azar determinó que fuera una de las elegidas para cobrar la renta básica hasta septiembre de 2025.
La idea de una renta básica universal (RBU) sobrevuela cada vez más cerca y tiene casi tantos impulsores como detractores. En líneas generales, se trata de que los habitantes de una comunidad reciban un pago regular de parte del Estado, en general mensual, más allá de sus ingresos por su trabajo. Ese dinero el beneficiario lo puede utilizar a su antojo: para cubrir necesidades como comida o alquiler o darse algún gusto que su salario no le permite.
A O’Donovan la renta básica le permitió dejar su empleo a tiempo parcial como recepcionista y enfocarse de lleno al arte en su estudio ubicado en la ciudad de Cork. “El programa quitó gran parte de la precariedad que experimenté como artista, porque, aunque antes había tenido éxito al solicitar financiación, no se trata de un sueldo fijo. Tener este ingreso fijo significa que puedo relajarme un poco más, puedo decir que no a trabajos que no se adaptan a mí o a mi profesión, y tengo la reserva financiera para iniciar más proyectos propios. Me ha permitido ser una artista más valiente y tiene el efecto dominó de que ahora tengo el dinero para pagar a otros artistas para que trabajen conmigo en proyectos más ambiciosos”, comentó en diálogo con Infobae.
Si bien el concepto de renta básica universal se instaló en los últimos años en la agenda pública, lo cierto es que su origen se remonta a un par de siglos atrás. En 1795, Thomas Paine, considerado uno de los padres fundadores de Estados Unidos, propuso crear un fondo nacional para pagar a todos los adultos, sean ellos ricos o pobres, 10 libras anuales hasta que cumplieran 50 años en concepto de “renta de la tierra”.
Cabe hacer una distinción entre los experimentos de renta básica universal y de renta básica. Aunque se confunden, la palabra “universal” lo cambia todo. Hasta ahora, el único estudio en el que todos los miembros de una comunidad recibieron una renta se desarrolló en la ciudad de Dauphin, Manitoba, Canadá, entre 1974 y 1979.
El programa llamado Mincome (Minimum Income) buscaba evaluar los efectos de un ingreso básico garantizado, con la idea de asegurar que todos los habitantes estuvieran por encima de la línea de pobreza. Al cabo de unos años, se encontraron algunos efectos positivos: una mejora en la salud y la terminalidad educativa de los adolescentes, pero también se detectó una reducción ligera en la participación laboral, en especial entre las madres con hijos pequeños.
Justamente la participación laboral a raíz de la renta básica es motivo de discordia en la actualidad. El estudio “Los efectos del ingreso garantizado en el empleo: evidencia experimental de dos estados de EE. UU.” se publicó hace un mes y generó controversia por lo que muestra uno de sus resultados: que los beneficiarios de dinero “por nada” tienden a trabajar menos.
El experimento, financiado por Sam Altman, CEO de Open AI, seleccionó al azar mil personas de bajos recursos. A todos ellos les dieron mil dólares por mes durante tres años. Los análisis posteriores -y la comparación con un grupo de control- detectaron que la mayoría de los participantes usó su dinero extra para cuestiones básicas como comida, transporte o alquiler, y que a su vez experimentaron una leve disminución del estrés.
“También observamos efectos positivos en las intenciones emprendedoras: los del grupo de tratamiento estaban mucho más interesados en iniciar un negocio. Respecto a la educación, vimos algunas señales de que los jóvenes tenían más probabilidades de volver a estudiar, aunque este efecto no fue significativo. En términos más generales, el hecho de que las personas con ingresos más bajos tengan más dinero para gastar como quieran es en sí mismo un beneficio”, describió Eva Vivalt, una de las autoras del estudio, ante la consulta de este medio.
Pero el estudio también encontró un efecto negativo que hoy se discute: los participantes en promedio trabajaron unos 15 minutos menos por día, algo que los investigadores dicen que los gobiernos deberían considerar al evaluar posibles programas de renta básica universal.
“Nuestro análisis demuestran que incluso una transferencia de efectivo totalmente incondicional da como resultado reducciones moderadas de la oferta laboral para los beneficiarios”, aseguran los investigadores. En cambio, agregó Vivalt, no observaron cambios en la calidad del empleo. “Esto es importante porque a veces la gente piensa que las transferencias de efectivo podrían permitir a las personas dejar trabajos especialmente malos y buscar durante más tiempo mejores empleos. No vemos ninguna evidencia de esto”, remarcó.
Otras pruebas no muestran lo mismo
El economista Guy Standing, profesor en la Universidad de Londres, participó en proyectos piloto de renta básica en Europa, Asia, África y América del Norte durante los últimos veinte años. Analizó los resultados de más de cien experimentos y, afirma, los resultados son consistentes y nada se parecen a lo que descubrió el estudio financiado por Altman, al que criticó por su bajo alcance: menos del 1% de la población de 19 comunidades recibió la transferencia de dinero.
“En todos los experimentos que analicé, las personas que recibieron una renta básica mejoraron su salud mental y, a menudo, su salud física. Los niños también tienden a tener una mayor asistencia a la escuela y un mejor rendimiento. Incluso, en los países en desarrollo, los beneficiarios mejoran su nutrición y el saneamiento doméstico”, dijo en diálogo con Infobae.
Dado que la renta básica, por definición, se paga por igual a todos los miembros de una comunidad y se paga individualmente a los hombres y a las mujeres (y no por hogar) existe un fuerte efecto emancipador para las mujeres, que en algunos casos hace que salgan de relaciones abusivas, planteó el experto.
一Usted habla de un efecto multiplicador de los ingresos gracias a la renta básica. ¿Podría explicarlo?
一Lo que eso significa es que si, digamos, se pagan 1.000 dólares en ingresos básicos, el gasto y la inversión conducen a un aumento de aproximadamente 500 dólares. Este efecto multiplicador siempre es ignorado por los críticos que afirman que no podemos permitirnos un sistema de ingresos básicos. Si se mejora la salud, eso reduce la demanda de servicios de salud pública. Si se mejoran los resultados de la educación, eso reduce el costo de la educación pública. Estos son efectos de retroalimentación que también suelen ignorarse, pero que son social y económicamente importantes.
En los últimos años, se llevaron adelante decenas de pruebas piloto. Experimentos muy diferentes entre sí en número y perfil de personas implicadas, en duración en el tiempo, en cantidades de dinero asignadas. Para el economista español Daniel Raventós, profesor de la Universidad de Barcelona, sin desatender esas diferencias, “no hay duda de que algunas conclusiones son comunes a buena parte de esos experimentos: mejora de salud mental, poca incidencia en el porcentaje de personas que realizan trabajo remunerado e incremento de las iniciativas de emprendimiento”.
Una de las críticas que se le suele hacer a la renta básica radica en la posibilidad de que los beneficiarios abandonen empleos de baja calidad para emprenderse en la búsqueda de otros, y que esos empleos, aunque indeseables, necesitan de mano de obra. Raventós cree que allí no hay un problema, más bien una oportunidad.
“Incrementar la libertad para poder renunciar a trabajos que no tienen ningún interés en realizar o para poder cambiar de empleos que se prefieran no es un defecto sino una virtud y una de las grandes posibilidades de la RB. Al fin y al cabo, como algunos defendemos, no existe la libertad desligada de las condiciones materiales de existencia. Quien es pobre, quien no dispone de condiciones materiales de existencia que le permitan vivir en sociedad, es cualquier cosa menos libre. Al margen de eso, se debe subrayar que los experimentos en general no apuntan a la conclusión de que con una RB se abandonarían empleos”, señaló.
Los experimentos se suceden en distintas partes del mundo, con Estados Unidos a la cabeza. Hoy por hoy se están estudiando o implementando más de 100 proyectos de renta básica en ciudades como Michigan, Los Ángeles, Chicago, Austin. También hay experiencias en países europeos como Gales, Irlanda o Países Bajos.
El análisis de los resultados varía dependiendo de la óptica del observador. Para algunos especialistas, la renta básica universal es la panacea. Para otros, una pésima idea de distribución del ingreso que genera más problemas que beneficios. Heikki Hiilamo, profesor de Política Social en la Universidad de Helsinki, pertenece a este último grupo. “No creo que la renta básica esté a la altura de sus promesas”, dice.
El experto finlandés hace una distinción entre los resultados para países de altos ingresos. En cuanto al trabajo, afirma, los experimentos muestran una reducción del empleo o ningún efecto, lo que significa que “no es probable que libere el potencial creativo para el emprendimiento o los esfuerzos individuales para conseguir empleo remunerado”. En términos de salud y bienestar, agrega, hay efectos positivos iniciales, pero se desvanecen con el tiempo, tal como demostró el último estudio estadounidense.
Otro de los puntos que los detractores de esta política social cuestionan es su modo de financiamiento para no generar un efecto inflacionario. “Los proyectos de renta básica pueden financiarse mediante impuestos convencionales si se les da prioridad sobre los programas de asistencia social existentes”, explicó Hiilamo.
一¿Y si se tratara de un programa de renta básica universal, en el que todos los habitantes perciban un ingreso?
一Creo que no hay ninguna sugerencia viable para financiar una renta básica universal.
La inteligencia artificial, ¿impulsora de la renta básica universal?
Una de las mayores encuestas que midió la opinión de la sociedad sobre la renta básica universal fue la que se hizo en toda Europa en 2016. El estudio arrojó el dato sorprendente de que el apoyo o el rechazo no se vincula con ideologías políticas. No es una cuestión de izquierda o de derecha. Más bien, una diferencia etaria: los más jóvenes se mostraron más proclives a adherir a la posibilidad de percibir un ingreso fijo por el mero hecho de existir que los adultos mayores.
En 2016 todavía la inteligencia artificial estaba en pañales. Hoy posiblemente los resultados de esa encuesta serían diferentes, habría un apoyo más generalizado a raíz del temor que genera que la IA arrase con la mayoría de los empleos vigentes. La ecuación es simple: si la IA, tal como muchos expertos predicen, deriva en una pérdida masivas de empleos, tanto de baja como de alta calificación, la gente necesitará un ingreso para acceder a bienes y servicios.
El propio Elon Musk, el año pasado hizo una declaración al respecto: “Estamos viendo la fuerza más disruptiva de la historia. Llegará un punto en el que no se necesitará ningún trabajo. Puedes tener un trabajo si lo quieres para satisfacción personal, pero la IA lo hará todo”, advirtió.
Con esa posibilidad latente, la RBU cobra impulso. “La IA y sus consecuencias en el empleo han sido uno de las causas que ha llevado a que aumenten las personas partidarias. Creo que hay razones para defender la renta básica más allá de estas consecuencias de la IA, pero bien está que sea defendida por distintos motivos”, comentó Raventós, quien vio como en los últimos años la política que él propone desde hace décadas sumó adherentes.
Standing cree que es una “tontería” afirmar que la inteligencia artificial nos llevará a un futuro sin trabajo, pero sí está convencido de que la tecnología aumentará aún más las desigualdades. “La renta básica debe verse como un instrumento para redistribuir los ingresos obtenidos por la IA. En ese sentido, creo que la IA está ayudando a legitimar la renta básica”, consideró.
Vivalt, una de las autoras del estudio que reavivó la discusión en torno a la renta básica, piensa que, a raíz del avance de la IA, se expandirá la red de seguridad social, pero ve lejano aún la posibilidad de que todos los habitantes perciban un ingreso fijo. “Serán programas más focalizados, como los que brindan un beneficio a ciertos grupos, como los niños o las personas que están por debajo de un umbral de ingresos”, aseguró.
Según su mirada, las transferencias de efectivo incondicionales tienen una desventaja inherente: el hecho de que sean incondicionales vuelve poco probable que se maximice el beneficio por cada dólar invertido en términos de mejorar un resultado en particular, sea el nivel de ingresos, la salud, el empleo o la educación de los beneficiarios. Aunque también, dice, brindan a las personas la libertad de tomar sus propias decisiones financieras. Elegir en qué quieren gastar el dinero.
FUENTE: INFOBAE