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¿Renuncien todos? ¿Otra vez?

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¿Renuncien todos? ¿Otra vez?

Claudio Vidal y la gestión desperdiciada: renuncias masivas en un gabinete sin rumbo

El gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, cierra el 2024 con una nueva sacudida política: pidió la renuncia de todos los integrantes de su gabinete y las máximas autoridades de organismos provinciales. Entre los nombres que destacan en la decisión estarían Cecilia Borcelli, ministra de Secretaría General de la Gobernación; el presidente de Servicios Públicos Sociedad del Estado (SPSE); el titular de Vialidad Provincial y el presidente del Instituto de Seguros de la Provincia (ISPRO). En un contexto de desorganización y problemas de gestión, el impacto de esta medida no solo profundiza la incertidumbre, sino que evidencia el desperdicio del oportunidades que tenía la administración Vidal.

Cecilia Borcelli ocupó un cargo clave en el esquema de gobierno, pero su paso por la Secretaría General de la Gobernación quedó marcado por su bajo perfil y la falta de resultados concretos. En teoría, su función debía ser coordinar y fortalecer la acción del gabinete, además de mantener una relación activa con las instituciones. En la práctica, su gestión se percibió como intrascendente, sin dejar un legado claro ni cumplir con el rol estratégico que su posición requería.

Borcelli represento a los ministros de bajo perfil del gabinete de Vidal: un espacio con potencial pero carente de liderazgo y ejecución. Su salida parece más una formalidad administrativa que una decisión de impacto real.

El presidente de SPSE, responsable de la provisión de servicios esenciales como agua y energía, enfrentó un 2024 lleno de problemas. Los cortes constantes de luz, la falta de agua en varias localidades y la ausencia de soluciones efectivas desgastaron no solo a los santacruceños, sino también la credibilidad de la empresa y al propio Vidal. Las promesas de modernización quedaron en discursos vacíos, mientras la provincia seguía enfrentando un servicio inestable y fallido.

SPSE tenía las herramientas para mejorar la calidad de vida de los santacruceños, pero terminó siendo el ejemplo perfecto de una gestión que no logró desplegar su potencial.

En Vialidad Provincial, la situación no es menos crítica. Las rutas en mal estado, la falta de mantenimiento y el envío de trabajadores a sus casas por la falta de insumos básicos dejaron al organismo paralizado. A esto se suma el escándalo por el alquiler de equipos para el operativo invernal, con un costo estimado en más de 2.000 millones de pesos, una cifra que nunca fue transparentada.

El presidente de Vialidad dejara un organismo sin rumbo, convertido en un símbolo de desidia administrativa. Sus recursos y personal, que podrían haber sido un motor de desarrollo, quedaron atrapados en una gestión que nunca cumplió con las expectativas.

El Instituto de Seguros de la Provincia (ISPRO), bajo el mando de su actual presidente, es otro de los organismos que ingresaria en esta lista de renuncias. A pesar de la importancia estratégica de esta institución para garantizar la cobertura de salud y seguros a los empleados públicos, su gestión se caracterizó por el silencio y la falta de protagonismo. Mientras otras áreas enfrentaban denuncias y crisis visibles, el ISPRO operaba casi en las sombras, sin rendir cuentas ni mostrar avances significativos. El actual Presidente es muy cuestionado en el entorno del Vidal por su militancia y pertenencia al espacio político de Pablo González

El efecto de estas renuncias va más allá de los nombres. La gestión de Vidal, que prometió renovación y transparencia, se encuentra atrapada en un círculo vicioso de problemas estructurales, falta de planificación y promesas incumplidas. Los servicios públicos siguen siendo deficientes, las rutas están en un estado crítico, y organismos como el ISPRO permanecen inactivos mientras la provincia enfrenta desafíos cada vez mayores.

El costo de esta gestión ineficiente no solo se mide en términos de dinero o infraestructura, sino en el desgaste de la confianza ciudadana. Los santacruceños ven cómo el potencial de la provincia se diluye en medio de la inercia administrativa.

Claudio Vidal encara el próximo año con la presión de demostrar que su gobierno puede ser más que una serie de ajustes improvisados. Con recursos significativos y desafíos urgentes, el éxito de su gestión dependerá de su capacidad para priorizar el impacto real sobre los anuncios mediáticos. Santa Cruz tiene el potencial para superar sus problemas, pero necesita más que renuncias: necesita un liderazgo decidido, una planificación estratégica y resultados concretos. El tiempo para promesas vacías ya se agotó.