Aunque no lo veamos, Uber está
Ayer, un importante grupo de taxistas se manifestó en las puertas del municipio para pedir controles y así evitar los transportes truchos de pasajeros.
En la ciudad de Rio Gallegos, las licencias de taxis otorgadas son casi 300. Los taxistas y remiseros trabajan en regla, con controles en sus coches y pago de cánones dispuestos por la comuna.
“Los Uber truchos” llegarían a 300 móviles. Y sus costos les permiten trabajar con valores más cercanos a la posibilidad de muchos vecinos, que los tienen como única modalidad de transporte.
Juan Ojeda, delegado de la Federación Nacional de Conductores de Taxis, indico que están cansados, y que piden lo que corresponde: “que salgan a controlar, y penalicen a los irregulares, según lo establece la ordenanza municipal” preciso el representante.
Ayer más de 100 autos se movilizaron para pedir audiencia con el Intendente Pablo Grasso. Finalmente pudieron dialogar con el Secretario de Legal y Técnica, Dr. Jorge Cabezas, ya que el Intendente Pablo Grasso no se encuentra en la ciudad, y pudieron avanzar en algunos puntos.
“Estamos muy golpeados por la caída del trabajo y estamos cansados que no se hagan los controles para detectar los móviles truchos, por eso salimos a defender nuestra fuente de ingresos ya que somos mil familias que dependen de este trabajo diario” manifestó Ojeda a este medio.
Uber que no es Uber
En 2018 y por votación unánime, la Cámara de Diputados de Santa Cruz aprobó el proyecto por el cual se rechaza la instalación de Uber (u otros sistemas alternativos de transporte urbano de pasajeros) en todo el territorio santacruceño.
Actualmente los “Uber” truchos funcionan, y lo hacen usando esa marca. En la mayoría de los casos el sistema funciona en un grupo cerrado de WhatsApp, y los administradores están a cargo de disponer los móviles para cada viaje. Los choferes a su vez le abonan a este “administrador” un porcentaje del valor del viaje. Y todos contentos. O casi.
La elección es simple: Los costos de cada viaje son considerablemente menores a los de un taxi. Ejemplo: un viaje del centro a la escuela de Policía en taxi puede costar 1000 pesos, en Uber, 600.
“Uber me permite vivir”
La frase se repite.
Los choferes del sistema ilegal de transporte cuentan que la modalidad no es ilegal, pero si irregular, y que este trabajo les permite subsistir. “No tengo otra posibilidad. Me quede sin trabajo”, acota Martin, chofer de Uber trucho.
“Yo era taxista, pero en la parada me pedían mucha plata y tuve que dejar. Mi auto es mi fuente de ingreso, ahora pago el mantenimiento y lo que gasto diariamente en combustible; un buen seguro y hoy por hoy puedo vivir de esto”, detalla Martin a WOU.
Miguel, otro conductor, cuenta que trabaja de manera individual, con clientes fijos y también con el grupo de WhatsApp cerrado denominado Uber: “Nos pasan los viajes, y los hacemos. Cobramos mucho menos que un taxi, por eso la gente nos elige. El administrador se lleva solo una parte del viaje, y puedo traer el pan a casa, es mi modo de vida, y hace 8 años lo hago” detalla Miguel.
La brecha es importante. Los valores rigen las decisiones de los vecinos que ante la falta de medios, eligen precio y no seguridad.
La realidad en la ciudad se debate entre la posibilidad y el riesgo. La legalidad y la irregularidad. Mañana, en teoría, comienzan los controles en la vía pública por parte de Transporte Público municipal. El tiempo, (y el bolsillo) dirá.
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