La Tarjeta Alimentar es una política de transferencias monetarias dirigidas a promover y garantizar una adecuada nutrición de la población destinataria que surgió como iniciativa luego de la pandemia. Esta asignación fue percibida como la principal política alimentaria dentro del presupuesto nacional; y para el Gobierno Nacional ha tenido un impacto positivo en reducir las cifras de pobreza e indigencia en el país.
En 2020, la prestación alcanzó a 1,6 millones de hogares, que significó la incorporación de alrededor de 220 mil nuevas familias beneficiarias
Esta tarjeta brinda asistencia a los hogares en situación de vulnerabilidad social mediante la acreditación de fondos en una tarjeta magnética para la adquisición de alimentos. Además, el programa incluye la asistencia a comedores escolares, a comedores comunitarios y el módulo alimentario complementario.
En el 2021 se extendieron los beneficios de esta política para alcanzar a hogares con niños/as de hasta 14 años perceptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH), a hogares con hijos/as con discapacidad que perciban la AUH, a mujeres embarazadas beneficiarias de la Asignación Universal por Embarazo (AUE) y a mujeres perceptoras de la Pensión no contributiva (PNC) para madres de 7 o más hijos/as.
“De no recibir las familias la asistencia financiera en el marco de la Tarjeta Alimentar, las tasas de pobreza e indigencia en hogares resultarían 2,2% y 10,7% mayores a las registradas, respectivamente”, sostiene el informe.
Esta extensión de la cobertura junto con los sucesivos aumentos dispuestos en los montos de la prestación, consolidaron a esta asignación como la principal política alimentaria dentro del presupuesto nacional.
“Se aprecia que los esfuerzos presupuestarios realizados por el gobierno nacional para contribuir a la seguridad alimentaria han tenido un impacto positivo en reducir las cifras de pobreza e indigencia en el país”, expresa.