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SIN PRESIDENTE EN LA UCR

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SIN PRESIDENTE EN LA UCR

Renunció Daniel Gardonio a la presidencia del partido.

“No puedo acompañar decisiones sin respaldo de la voluntad expresa de nuestros afiliados”, señaló mediante una nota que le envió al Vicepresidente de la UCR, Daniel Roquel. Criticó la suspensión de la convención mediante un “ardid legal”.

Mediante una nota, el presidente de la UCR, Daniel Gardonio, renunció a su cargo como presidente del partido.

La misiva  fue dirigida a su vice, Daniel Roquel, y se da luego de que la justicia federal electoral, declaró nula la convocatoria ala convención radical que iba a realizarse el sábado pasado en Piedra Buena, y que buscaba incorporar a SER en el frente Cambia.

La salida de Gardonio se suma a otros dirigentes que analicen pegar el salto e integrar un nuevo frente electoral con SER, Encuentro Ciudadano y el PRO.

El Intendente de San Julián-que  fue reelecto en la presidencia radical en junio de 2022- estaba a favor de un acuerdo con el partido que dirige Claudio Vidal. De hecho lo desliza en la nota.

Por ahora Cambia no se quebró, pero se está dividiendo camino al 13 de agosto.

“Tengo el agrado de dirigirme a Usted a los efectos de presentar mi renuncia en forma indeclinable al cargo de Presidente del Comité Provincia de la Unión Cívica Radical. –

Mi trayectoria política con errores y aciertos, siempre está impregnada por la pasión que impone el convencimiento en la propuesta que ofrecemos para solicitar el acompañamiento. –

Así como mi felicidad es plena cuando me acompaña la voluntad popular en las urnas, también he sido muy respetuoso cuando esa soberana decisión dijo lo contrario. –

Nunca forcé una candidatura o exigí un cargo amparado en títulos extinguidos, simplemente me retiré a colaborar desde el lugar que me tocaba como emprendedor, padre, marido o afiliado. –

No puedo acompañar decisiones SIN RESPALDO de la voluntad expresa de nuestros afiliados. –

Estoy convencido de que con la democracia se come, cura, educa y por lógica se decide, jamás puedo acompañar y menos ejecutar resoluciones obtenidas por medio de interpretaciones individuales y legales muy particulares que terminan favoreciendo la perdurabilidad de los proponentes y de toda una clase política que en definitiva impide, entre otras cosas, la formación de nuevos cuadros, dirigentes, una movilidad social o el cambio requerido por la sociedad etc..-

El peor y más grave daño que originan esas decisiones de facto es el descreimiento en la política, que hoy ya tiene tanto su espacio como sus representantes.

Las decisiones inconsultas, la soberbia, la perpetuidad, entre otros valores incompatibles con la política como herramienta de crecimiento y transformación, permitieron ese espacio imposible de advertir desde un tan cómodo como solitario despacho que subestima la decisión popular. –

No quiero ser partícipe y mucho menos ejecutor de una decisión surgida como consecuencia de un ardid legal buscado fuera de nuestro espacio partidario, que llevaba como único objetivo censurar previamente una decisión que los impulsores desde sus despachos fríos y solitarios suponían les podía ser adversa. Ese pequeño ardid no solo logró impedir la opinión de nuestros afiliados a través del máximo órgano partidario, sino que se obtuvo vulnerando el derecho a una defensa en juicio, lo cual es de una gravedad tal que afecta no solo a nuestros principios democráticos y republicanos sino a este espacio partidario y democrático. –

No puedo ofrecer a la sociedad un cambio y pedir acompañamiento cuando muchos candidatos, funcionarios que nos representan y compañeros de comisión no lo sienten e hipócritamente lo prometen. –

Algunos dirigentes que hoy tienen la Facultad de conducir o inciden sobre nuestra decisión partidaria han logrado convencerme de que no quieren un cambio, por ello prefiero su distancia a un acompañamiento sin convicción y/o ser más grave aún a una justificación posterior”.

Nuevo Día