EL DILEMA DE VIDAL
SANTA CRUZ: EL DILEMA DE VIDAL, LEALTAD A LOS PROPIOS O APERTURA A LOS ADVENEDIZOS
Un dilema no es una duda menor: es la obligación de elegir entre dos caminos que implican costos. La salida de Daniel Álvarez dejó al descubierto el dilema central del gobierno de Claudio Vidal: sostener la lealtad a los propios y los códigos internos, o abrir el juego político a nuevos aliados para garantizar gobernabilidad. La Jefatura de Gabinete dejó de ser un cargo y pasó a ser una definición.
Un dilema, por definición, es una elección incómoda entre dos opciones que no permiten atajos. Claudio Vidal llegó a ese punto. La salida de Daniel Álvarez de la Jefatura de Gabinete no resuelve nada por sí sola; apenas despeja el escenario para una decisión que el gobernador viene postergando.
Álvarez se va luego de una gestión insulsa, sin conflicto ni peso político real. Su paso por el cargo fue más administrativo que estratégico. No deja legado ni deja enemigos. Pero su salida abre una discusión mucho más profunda que el simple recambio de nombres.
Hasta hace pocos días, el nombre de Pedro Luxen era número puesto para ocupar la Jefatura. Así se leía en los pasillos del poder y así lo confirmamos desde WOU hace más de un mes. Era la opción natural desde la lógica de la confianza, la lealtad y los códigos internos que ordenaron el armado inicial del vidalismo.
Pero el tablero se movió.
Y el dilema se volvió real.
En las últimas horas apareció con fuerza la alternativa de Facundo Prades, impulsado por Roberto Giubetich, como parte de una estrategia que apunta a fortalecer el acuerdo con el radicalismo y ampliar la base política del gobierno, especialmente en la zona norte. No es sólo una candidatura: es una señal de apertura. Y, para muchos dentro del esquema original, una señal de alerta.
El dilema de Vidal es claro y no admite eufemismos.
Lealtad a los propios o apertura a los advenedizos.
Sostener el núcleo duro, aun a riesgo de cerrarse, o abrir el juego a aliados circunstanciales, aun a riesgo de diluir identidad.
La Jefatura de Gabinete dejó de ser una silla. Es un mensaje político. El nombre que elija Vidal dirá más sobre su gobierno que cualquier discurso. Porque en política, cuando se llega a un dilema, no elegir también es una forma de elegir.
En Santa Cruz, los cargos pasan.
Las definiciones quedan.
El dilema de Vidal no es quién asume, sino qué paga primero: la lealtad o la gobernabilidad.