Los expertos están cada vez más convencidos de que los niños contagian poco y de que los colegios no son focos de propagación. Aunque Francia, el Reino Unido, Alemania o España han aprobado medidas restrictivas, esta vez han dejado los colegios abiertos, a diferencia de lo que sucedió en marzo, en respuesta a las advertencias de los pedagogos sobre la enorme fractura académica y de desarrollo emocional que supondría para los niños volver a clausurarlos.
Mientras que en Bielorrusia jamás cortaron las clases presenciales, Islandia lo hizo solo por 6 semanas, al igual que Suiza. Siempre contando desde el inicio de la pandemia. Francia ha cerrado sus colegios durante 9 semanas, según cifras de la Unesco.
En Alemania, los colegios han estado cerrados durante 23 semanas. Los del Reino Unido durante 25 semanas. Italia añadió tres semanas más a su total de casi 30 semanas. Fuera de Europa, los cierres de colegios también han sido una de las estrategias impuestas para descender contagios. En Estados Unidos procedieron a la suspensión de presencia en los colegios por 43 semanas, donde se definió el cierre total o parcial y en Canadá 36. (Informe UNESCO 2020)
Ahora han resuelto, en la mayoría de estos países, y luego de amplios y variados estudios, volver a la presencialidad y que los alumnos vuelvan a los colegios. Aun con un aumento de contagios.
“Esta crisis podría ser una catástrofe educativa; estoy tratando de evitárselo a Francia”, destacó en un tweet la jefa de gabinete del gobierno de Macron.
“La reducción del tiempo de enseñanza influye en el rendimiento escolar. Y, más allá del impacto económico en las familias que se ven obligadas a ajustarse a la presencia de los hijos en casa, el cierre de las escuelas lleva también “desigualdades educacionales”, ya que familias con más holgura económica “tienden a tener niveles más altos de educación y más recursos para compensar” la pérdida de clases, así como para proporcionar actividades que compensen la falta del colegio” argumentaron desde el gobierno español.
Boris Johnson, como el resto de dirigentes europeos, convirtió la apertura de colegios y universidades en la prioridad a defender frente a la segunda ola del virus.
“La escuela presencial cumple una función educativa “irremplazable”, señalo por su parte, Ángela Merkel, canciller alemana. Aunque defendió la aplicación de nuevas restricciones en una Alemania “firmemente agarrada” por la pandemia, Merkel prefirió mantener las clases presenciales.
En este sentido observo la importancia de sostener abiertas las escuelas: “Es esencial no solo en el cultivo y desarrollo de hábitos mentales, sino también en la socialización y el desarrollo emocional y afectivo”, añadió Merkel.
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NUEVO RECLAMO POR EL ESTADO DE LAS ESCUELAS Y LA FALTA DE CLASES