Un año que marca hitos en la recuperación de la estepa del noroeste de Santa Cruz.
La estepa de Santa Cruz, como tantas otras regiones, no ha sido inmune a los procesos de extinción. Con avances significativos, el Rewilding o resilvestración da señales de ser una herramienta eficaz para recrear ambientes en peligro.
En la zona noroeste de la provincia, un equipo integrado por seis profesionales de la conservación, desarrollan un innovador trabajo de rewilding o resilvestración que consiste en recuperar las características propias de los ecosistemas silvestres mediante el manejo activo de sus ambientes y de las especies nativas.
“Como resultado de este trabajo, los ecosistemas naturales vuelven a estar completos y funcionales a la vez que se convierten en motores de desarrollo para economías locales basadas en el turismo de observación de fauna” explica Sebastián Di Martino, director de Conservación de la Fundación Rewilding Argentina, biólogo y magíster en espacios naturales protegidos.
Con objetivos “a mediano y largo plazo” y convencido de que es posible y urgente involucrarse activamente, este equipo trabaja hace más de dos años en Parque Patagonia donde desarrollan acciones que buscan recuperar las poblaciones del chinchillón anaranjado, el puma, el coipo, la gallareta y el imponente huemul. Tienen una ventaja: el ambiente de la estepa cambió poco y soñar con la reintroducción no es una utopía.
El chinchillón anaranjado es una especie endémica de Santa Cruz. Habitan en las bardas rocosas, paredones de los cañadones que son “como islas de rocas en un mar de estepa. Si se los extingue de una de estas islas, les cuesta mucho volver a colonizar porque no se desplazan bien en esos lugares” explica Di Martino.
Debido especialmente a la caza para obtener el cuero y la carne, desapareció por completo de algunos cañadones y paredones de esta área protegida. “En este caso pudimos avanzar en trabajos de telemetría, de captura, y este año logramos traslocar los primeros grupos de individuos a lugares donde se habían extinguido”, apunta el biólogo. “La verdad es que nos fue súper bien. Todos los animales traslocados han sobrevivido al proceso de traslado y aclimatación y algunas de las hembras ya han parido sus primeras crías, todas las cuales han sobrevivido y hoy son juveniles.”
Proteger y recuperar los humedales de Parque Patagonia es uno de los desafíos del proyecto de recuperación ecológica que se lleva adelante desde la estación biológica “El Unco”. Estos pequeños oasis en medio de la árida estepa son el refugio y hogar de cientos de especies, entre ellas el coipo, un roedor acuático, muchas veces confundido con las nutrias (similares de aspecto, pero las nutrias son carnívoras). En Patagonia se lo cazó mucho por la piel. “De hecho en la localidad de Perito Moreno existían barracas de acopio de pieles y la caza indiscriminada de por su piel produjo la desaparición en los humedales de la zona”.
“Es una especie de la que se sabe muy poco, pero a través del monitoreo que realizamos, pudimos observar es que es una pieza clave de los humedales, ya que va abriendo caminos en la vegetación, permitiendo el ingreso de luz en los sectores más espesos de juncal, creando extensas galerías, que son también utilizadas por la gallineta austral, y otras especies, para desplazarse”.
Las primeras traslocaciones a la zona de “El Unco” fueron un éxito y se han “adaptado bien en los juncales del Cañadon Caracoles”, destaca Sebastián. De hecho, el equipo tiene esperanza de que esta temporada reproductiva empiecen a tener sus crías.
El año 2021 marcó un hito en los trabajos de recuperación del huemul. Este cérvido habitó la Patagonia en sus bosques y estepas, pero hoy solo 1500 animales sobreviven en Argentina y Chile.
El trabajo incluyó la captura de huemules en la zona de El Chaltén, más precisamente en el norte del Parque Nacional Los Glaciares y en la Reserva Privada Los Huemules “Hoy son 11 los que portan collares satelitales y están siendo monitoreados, lo que representa un hecho inédito para la investigación de esta especie en la Argentina” explica Di Martino.
“Los collares nos dan bastante información de cómo usan el territorio en las distintas épocas del año y si tienen algo parecido a movimientos migratorios que pudieran quedar en la especie”. Con el radio collar en varias hembras de huemul, “esta temporada de verano estaremos expectantes de si tienen cría y si no, tratar de buscar una explicación de por qué”, cuenta el investigador.
El desafío es no solo aumentar la cantidad de ejemplares (hoy no son más de 400 en todo nuestro país, la gran mayoría en Santa Cruz), sino que se intentará que vuelva a habitar su territorio ancestral que —según registros históricos— llegaba hasta el Atlántico. Su retracción hacia el ambiente cordillerano se debe, en gran medida, a la producción ganadera.
El trabajo en Parque Patagonia es un modelo integral donde las personas pueden convivir armónicamente con la naturaleza a través de la creación de parques y reservas con infraestructura de uso público, mientras se continúa activamente el trabajo de recuperación de los ambientes y sus especies silvestres.
La conservación y restauración de la naturaleza resulta central en la recuperación de los equilibrios ambientales fundamentales. Para Di Martino, “el rewilding viene con una agenda proactiva que trae esperanza de recuperación. Es salir de la trinchera para recuperar territorio perdido, eso implica un cambio cultural”.