En época de crisis y de inflación alta, la necesidad de los consumidores y la picardía de los empresarios hizo que los productos de mayor demanda aparezcan en las góndolas de los supermercados en tamaños cada vez más pequeños que los acostumbrados. La intención parece ser adaptar la oferta de esos productos a las carencias de los bolsillos, pero también eludir los controles de precios.
Las empresas de alimentos están recurriendo a presentaciones más chicas para poder bajar el precio de un producto y hacerlo accesible en la góndola a un bolsillo menos solvente. Entre no comprar y comprar menos, el consumidor puede elegir llevarse el producto más chico y esta decisión es la que las empresas contemplan al encoger sus productos.
La Secretaría de Comercio Interior viene realizando operativos de control (aproximadamente 90 procedimientos diarios) en diversos puntos del país con el propósito de controlar el efectivo cumplimiento del programa Precios Cuidados.
De las diversas infracciones posibles, en esos procedimientos se han detectado lo que se denomina “transformaciones” o “productos mellizos”. Es una maniobra por parte de las empresas productoras o proveedoras que tiene por fin desvincular un producto que forma parte de Precios Cuidados, discontinuar, colocar otro con características casi iguales y así poder aumentar el precio.
Más chico y más caro
Para Héctor Polino, titular de Consumidores Libres, comprar un producto en envase más chico muchas veces significa pagarlo más caro. Por ejemplo: una pasta dental en presentación de 30 grs. pagar $170 significa $5,66 por gramo, en tanto que si compro la de 90 grs a $350 estaré pagando $3,8 por gramo.
“En los envases hay un conjunto de gastos fijos que son similares independientemente del tamaño. Los costos de logística y de impresión son los mismos, el envase de vidrio, cartón o plástico es el mismo, lo que difiere es la cantidad del producto que contiene”, señala Polino al explicar que el tamaño del envase no incide en el precio final.
“Por lo cual quien cree pagar un precio menor en una presentación más chica muchas veces está pagando más caro”, señaló. En el ejemplo dado, la pasta dental en su versión de 30 gramos debería costar $114 para alcanzar un valor equivalente a la de 90 gramos.
Por eso, señala Polino, “nuestro consejo a los consumidores es tratar de comprar el producto que viene en el envase más grande”.
Pero además, muchas empresas varían la cantidad del producto en valores ínfimos para burlar el listado de precios máximos. Un ejemplo: en la góndola figura el cartelito de Precios Cuidados para un producto de 500 gramos que está agotado, pero al lado aparecen varios paquetes de ese mismo producto pero en envase de 510 gramos y obviamente con un precio mayor.
La maniobra es sencilla, llenan las góndolas con productos mellizos apelando a que serán pocos los consumidores que percibirán la diferencia. Estas picardías fueron detectadas el año pasado en medio de la pugna de los fabricantes por zafar del corset de precios máximos y motivaron varias sanciones.
“El objetivo es obtener más ganancias vendiendo en envases más pequeños, con lo cual el que termina beneficiándose es el consumidor de mayor poder adquisitivo que compra más barato en la presentación más grande”, consideró Polino.
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