
Vacíos que hablan
En Río Gallegos todavía no volvió Bayer. El monumento, claro. El otro Bayer, el de carne y letras, sigue ahí: en la memoria, en los libros, en las discusiones incómodas. Pero el de hierro y homenaje, no. Sigue faltando. Como desde hace un mes, cuando alguien —nunca nadie— decidió removerlo sin aviso ni argumento.
Hoy, un mes después de aquel episodio, se confirmó lo que en los pasillos ya era un secreto a media voz: Paulo Croppi , el Messi de la Obra Pública, fue desafectado como Jefe del Distrito Santa Cruz de Vialidad Nacional. Le llegó la notificación formal, sin firmas locales ni explicaciones para la tribuna. Es un gesto tardío, pero no menor. En la Patagonia, donde todo tarda pero todo se sabe, las cosas no pasan porque sí.
La salida de Croppi no vino sola. También echaron a Raúl Bóquez, su número dos, quien dejo el IDUV para acompañarlo en Vialidad Nacional. Dicen que fue por hartazgo. Lo cierto es que bajó junto con su jefe, como si en ese gesto también se buscara ordenar la escena.
Y en ese orden —o lo que de él se pretende— aparece un nuevo nombre: la Abogada Andrea Lebránd. Técnica, de perfil bajo. Una apuesta de bajo voltaje para un cargo que, después del escándalo, quedó irradiado. Nadie espera épica, solo que no vuelva a pasar lo que pasó, ella viene de carrera en Vialidad Nacional, de la Casa Central. Lebrand fue removida de su cargo por la gestión de Croppi y enviada a la ruta como banderillera .
Mientras tanto, el espacio donde estaba Bayer sigue vacío. Es un hueco físico, pero también político. Porque nadie se hace cargo del gesto, del desatino, del daño. Lo único que se mueve son los nombres propios. Se va Croppi, se va Bóquez, llega Lebránd. La gestión se acomoda, como quien estira una manta corta tratando de tapar los pies sin mostrar la cabeza.
Nada indica que el monumento vaya a volver pronto. Tampoco que alguien se atreva a decir por qué se fue. Pero en los movimientos, en las renuncias, en los ascensos silenciosos, algo se revela. Y si no hay verdad, al menos hay consecuencias. A veces, en política, eso es todo lo que se puede esperar.