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Luciano
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CAMBIA…NADA CAMBIA

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CAMBIA…NADA CAMBIA

Desde su asunción, Claudio Vidal impulsó recambios en Salud, Trabajo, Educación, Gobierno, Producción y Desarrollo Social. Sin embargo, la lógica del “cambia todo para que nada cambie” deja a la provincia atrapada en sus viejos problemas.

La gestión de Claudio Vidal en Santa Cruz, iniciada en diciembre de 2023, prometía ser el emblema de una nueva etapa política. Menos de dos años después, la realidad exhibe otra postal: un gabinete en permanente reestructuración, movimientos de nombres que no se traducen en soluciones y una creciente fragilidad institucional.

Desde su llegada al poder, Vidal encabezó una serie de recambios en áreas clave. El Ministerio de Salud fue uno de los  primero en crujir con la salida forzada de Ariel Varela, tras críticas sobre transparencia y gestión .

Luego, Julio Gutiérrez, ministro de Trabajo, quedó envuelto en un escándalo mayor: una situación violenta con armas de fuego en un domicilio que compartía con su pareja, Iris Rasgido. La gravedad del episodio no impidió, sin embargo, que Rasgido fuera continuara como Presidenta del Consejo Provincial de Educación, quien  reemplazo a Daniel Busquet, otro funcionario caído en desgracia.

Otros de los cambios que hizo mucho ruido fue del entonces Ministro de Gobierno Pedro Luxen, con el que se trató de disimular su destierro del gabinete con una salida hacia la Legislatura para “poner orden” y límites a Leguizamon. Cuestión que no paso ni una ni otra cosa, su reemplazo no genero ninguna expectativa, Nicolas Brizuela llegaba desde Rio Turbio con muchos cambios de equipo. Y su paso por el Ministerio es poco menos que intrascendente.

El Ministerio de la Producción también sufrió cambios: Gustavo Martínez, cuestionado por su escasa gestión y vínculos internos, fue desplazado y su lugar aún es motivo de acomodos y reacomodamientos. En Desarrollo Social, Jazmín Machiavelli dejó su cargo en medio de fuertes críticas internas, dando paso a un proceso de intervención sin rumbo claro.

Mientras tanto, persisten los rumores sobre la inminente salida de Marilina Jaramillo, ministra de Economía, acosada por el desgaste interno y las tensiones por la falta de resultados tangibles.

La constante es evidente: los cambios responden a crisis o disputas internas, no a un proyecto de transformación. Lejos de abrir el juego a figuras nuevas o expertas, Vidal apostó por un esquema cerrado, donde la lógica de la lealtad predomina sobre la idoneidad.

Así, Santa Cruz asiste a un espectáculo conocido: ministros que entran y salen, escándalos que sacuden el edificio de calle Alcorta, promesas de renovación que se diluyen en la repetición de viejas prácticas. Cambios de nombres, pero no de políticas. Movimientos en los despachos, pero no en la vida de los santacruceños.

 

Claudio Vidal, que irrumpió con fuerza como la cara del recambio, enfrenta ahora el desafío de no terminar siendo, apenas, una continuidad maquillada de los mismos vicios que prometió desterrar.