Los combustibles volverán a subir, hasta 1,3%, a partir de mañana, ante la entrada en vigencia del ajuste de dos impuestos, que habían sido postergado por el Gobierno.
En el caso de la nafta la suba será del 1,3% (82 centavos), mientras que en el del gasoil rondará el 1% (55 centavos).
Aunque los precios de los combustibles estuvieron congelados los primeros meses del año, se concretaron cuatro aumentos consecutivos en agosto, septiembre, octubre y noviembre, con lo que se registró en lo que va del año un incremento promedio del 19%.
En la Ciudad de Buenos Aires el litro de nafta Súper pasaría a costar $64,40, y el de gasoil $59,95.
Este nuevo aumento choca con los anuncios del gobierno que habían anunciado el congelamiento de las tarifas, tazas e impuestos para el presente año.
A partir de la reforma tributaria de 2018, los gravámenes a los combustibles líquidos se transformaron en montos de suma fija ajustados por inflación. La medida buscó amortiguar las fluctuaciones del dólar o de la cotización del crudo.
La reforma también derogó el gravamen al Gasoil Ley 26.028 y el Fondo Hídrico de Infraestructura Ley 26.181, que se destinaban a fideicomisos para obras viales e hídricas. Fueron reemplazados por el Impuesto a los Combustibles líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC).
Ambos gravámenes se ajustarán desde este miércoles, la fecha fijada por el decreto 965/2020, que aplazó su ajuste, según NA. El impuesto a los combustibles dispone un ajuste que se realiza de manera trimestral.
El decreto prorrogó hasta este 16 de diciembre el porcentaje de incremento del segundo trimestre, y dejó pendiente el que corresponde al período julio-septiembre, para enero, cuando volverían a subir.
Nuevos aumentos en el horizonte cercano
Las tarifas de los servicios públicos están congeladas desde hace casi un año, los subsidios han recuperado participación en el PBI y se espera que en marzo de 2021 se inicie una revisión de esos valores.
Todo hace suponer que el aumento que se aplique próximos meses estará muy atado a la definición que tome el Gobierno en cuanto a su derrotero fiscal, que parece va a priorizar una reducción del déficit y una baja en el gasto social importante.
Dura tarea tiene por delante la gestión de Alberto Fernández, que intentará lograr un equilibrio que proteja a los sectores sociales más vulnerables, reduzca los subsidios y permita garantizar un nivel de rentabilidad aceptable a las empresas.
Se estima que el aumento tarifario promedio de los servicios ronde el promedio de inflación que se trazó en el presupuesto 2021, que es del 30% anual. No obstante, respecto de su aplicación, prevé que se podría realizar de manera escalonada (por ejemplo, con un esquema del 5% mensual), que no todas las personas lo paguen en igual medida y que no se vaya a dar el mismo el incremento en agua, gas y electricidad que en telecomunicaciones.