La tripulación logró grabar las luces del objeto y aparecieron las comunicaciones entre los aviones.
Los dos 737 vieron como objetos voladores no identificados (ovnis), se presentaban ante ellos como saludándolos, en la inmensidad de la noche fría y a miles de metros de altura.
La noticia es impresionante, otra vez aeronaves con pasajeros en dirección a Bariloche, se encuentran con aparatos de fabricación, presumiblemente no terrestre.
Sucedió la noche del viernes 9 de septiembre, entre las 23 y 23.30 horas, sobre la localidad de Choele Choel, provincia de Rio Negro. Dos vuelos comerciales que viajaban con rumbo a Bariloche, el Boeing 737-76N matrícula LV-CAD que cubre el servicio ARG1932 y un Boeing 737-8SH matrícula LV-GGK que cumplía el vuelo regular ARG1928. En sentido contrario, rumbo a Ezeiza, volaba a 33000 pies el ARG1679, un Boeing 737-887 matricula LV-GVC y bastante más atrás, próximo al embalse Ezequiel Ramos Mexia, un cuarto avión, el FO5275 un Boeing 737-8AL matricula LVKCD, que probablemente, por la distancia, no pudo ver evento.
Al escuchar las conversaciones oficiales se escuchó: Tres aviones, tres tripulaciones, cientos de pasajeros y 2 ovnis. Las comunicaciones son contundentes: “¿vimos el OVNI de Polanco?”, pregunta el comandante de uno de los aparatos de fabricación humana de bandera nacional. Del otro lado de la radio, su camarada responde: “estaba a punto de preguntar lo mismo”.
En rigor a la verdad no hablan de un artefacto, pero si de una luz, dos luces por momentos y hasta tres, que aparecían y desaparecían, que subían y bajaban. Una barbaridad, incapaz de imitar ni siquiera con nuestra aeronave más avanzada.
Los pilotos siguen hablando de lo que están viendo, lo ubican sobre el horizonte y en un cuadrante distinto a nuestro satélite natural, “la luna está para el Este, esto se encuentra un poco debajo de la cruz del sur”. Alguien acota: “estamos viendo el espectáculo acá, es increíble”. Una empresa chilena pide pista uno en Ezeiza, de apoco todo vuelve a la calma, es que después de todo, van sentados en la punta de un tubo de aluminio que vuela a 37.000 pies y a 800 kilómetros por hora.
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